1. Como representantes máximos de los centros educativos no estamos dispuestos a asumir la responsabilidad que se nos deja caer permitiendo llevar a cabo dicha vacunación en horario lectivo, sin que el alumnado esté en compañía de sus padres como si fueran ganado.
2. Creemos que debemos proteger la intimidad de nuestro alumnado y la participación o no en la vacunación debe estar protegida por la Ley de Protección de Datos. Si se realiza masivamente, se podría llegar a señalar al alumnado cuyos padres no deseen autorizar la vacunación. Sin embargo, si se realiza fuera del horario lectivo, pertenece a la intimidad y libertad de cada uno.
3. Muchos centros no disponen de espacios adecuados para la práctica de esta acción que no permiten un mínimo de higiene y comodidad para el sanitario que tenga que desarrollar su labor.
4. Independientemente de nuestras opiniones personales respecto a la conveniencia o no de vacunar a los niños creemos que debemos regirnos por el principio de prudencia y nos planteamos en qué se justifica esta vacunación “ a toda prisa” sin habernos informado .
5. Sabemos que no están exentas de riesgo y, nos preocupa que pueda haber alguna reacción adversa en el momento de la inoculación. Lo que podría provocar situaciones delicadas para tanto el niño/a que lo sufra como para el resto de alumnado que estaría presente.
6. La ley de autonomía del paciente 41/2002, así como la Convención Internacional de Derechos de los niños que establece distintos principios. Se deberían tener en cuenta y es crucial proporcionar a los padres un consentimiento informado donde se detallen todos los posibles efectos adversos a los que se expone su hijo/a y, lo más importante, permitirles acompañarlos en el momento de la vacunación.
Por ello, no consideramos adecuado que sea en horario lectivo puesto que se priva a los progenitores de poder acompañar a sus hijos/as siendo éstos responsables de lo que les pueda suceder.
7. Ante la negativa, miedo …de muchos niños a las inyecciones, los docentes no somos quien deben agarrarlos para que se dejen pinchar. Si las familias dan su consentimiento, son ellas quienes tienen que desarrollar ese papel.
8. Desde que entró el COVID en nuestros centros, hemos hecho todo lo que se nos ha pedido, asumiendo diferentes protocolos dependiendo del centro de salud, con directrices no claras de los mismos y con absoluta incertidumbre del que hacer.
9. Como Directoras y Directores hemos luchado con familias que exigían más medidas de seguridad o que señalaban a menores sin respetar su intimidad y con familias que exigían menos medidas ante el derecho de libertad al respirar, que no entendían la diferencia entre hacer educación física y no llevar la mascarilla o llevarla en el patio, cuando el espacio y ejercicio era el mismo. Niños y niñas que llorando nos pedían volver a juntarlos con sus amigos, hacer las clases como antes, niños que presentan depresiones y rechazo por los estudios.
10. Nosotros somos los que nos enfrentamos al día a día y no estamos dispuestos a permitir segregaciones entre nuestro alumnado y menos por un tema como éste que ha de llevarse a cabo fuera del ámbito escolar.
Por tanto y para finalizar, queremos que quede bien reflejado que este grupo de profesionales de la educación responsables directos de los centros que dirigimos no estamos en contra de la vacunación ya que en nuestro país es una acción voluntaria, pero si estamos totalmente en desacuerdo y disconformidad en realizarlos en los centros escolares. Como se ha expuesto con anterioridad, pensamos que no es el sitio adecuado para realizarlo.
Por ello, rogamos y pedimos una rectificación a la Conselleria de Educación y Sanidad de la Comunidad Valenciana ya que desde nuestro ámbito no estamos dispuestos a asumir la responsabilidad que acarrea la vacunación en los centros escolares y, todo lo que conlleva y hemos detallado en el presente escrito».