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La salud depende de 3 cosas sencillas, que la sociedad actual ha convertido en complicadas:

Alimentación saludable

Actividad física regular

Equilibrio emocional

Más de 30 años de experiencia clínica y docente, cerca de 1.200 conferencias pronunciadas en ese tiempo, miles de alumnos/profesionales graduados en su Instituto, cerca de una centena de artículos publicados en revistas del sector, autor del best seller “Que tus Alimentos sean tu Medicina”, entre otros libros, más de 30.000 pacientes tratados, son solo algunos datos que avalan la trayectoria profesional del profesor Felipe Hernández.

Fundador y Director del Instituto de Nutrición Celular Activa (I.N.C.A.), donde dirige las tres áreas de trabajo, la Clínica (contando con un grupo multidisciplinar de excelencia), la Docente y la Investigadora.

Se ha formado en el ámbito convencional y no convencional en muy diferentes áreas, contando con una cultura sanitaria muy amplia, compaginando las técnicas más modernas de valoración y terapia, con la experiencia milenaria de medicinas ancestrales, para dar lugar a una metodología de trabajo multisistémica e integrativa: la LIMPIEZA VITAL ®.  Actualmente es codirector del Instituto de Formación en Alimentos Funcionales (I.F.A.F.) primer Instituto Internacional especializado en el desarrollo e investigación científico-clínica de los alimentos funcionales, con alumnos de diversas nacionalidades (metodología on-line y streaming), además de Director Académico y Profesor del Postgrado de Experto en Macronutrición y Micronutrición Aplicada a la Salud y Calidad de Vida de la Universidad de Almería (Primera y Segunda edición), profesor en el Máster Propio de Entrenamiento Personal de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad de Granada (ocho ediciones), profesor en diversos cursos de verano de la Universidad del País Vasco y Director Académico del Curso Nutrición Celular Activa: bases biológicas e interés clínico del I.N.C.A. y A.F.M.O. (19 ediciones).

A nivel profesional me siento afortunado e inmensamente agradecido con la vida, ya que he podido dedicarme durante décadas a trabajar en lo que realmente amo: las medicinas o terapias integrativas, y dentro de estas, ejercerlas con una visión integral del ser humano (mente-cuerpo).

 Para mí no existe el acto médico sin compasión, sea que se aplique dentro las medicinas encuadradas como “oficiales” o convencionales, o bien se trate de las que yo he practicado durante mi vida. He tenido la suerte de conocer y trabajar con excelentes profesionales, médicos y no médicos, de un ámbito y del otro, con verdadera vocación de ayuda, con auténtico sentido de cumplir con una misión, la de ayudar y acompañar al doliente en su camino y, en la medida posible, entregarle herramientas para el autocuidado de su salud.

Durante más de treinta años he ejercido no solo de terapeuta integral (mente-cuerpo-espíritu), sino que he disfrutado enormemente de mi labor docente, enseñando lo que sé a cerca de tres mil alumnos/profesionales graduados en mi instituto. Como he expresado en más de una ocasión, aunque las bases teóricas para el ejercicio correcto de cualquier disciplina sanitaria deben aprenderse en el ámbito académico institucionalizado, mucho de lo que realmente necesitamos para tratar a nuestros pacientes correctamente lo hemos tenido que ir aprendiendo poco a poco a lo largo de los años, en ocasiones de otros generosos profesionales, otras veces en formaciones de elevado valor clínico aun sin tener el reconocimiento académico que merecen, y, siempre, de los miles de pacientes que nos enseñan con sus detalladas descripciones sobre lo que les sienta mal o les sienta bien, en el más amplio sentido de la palabra. Estaré eternamente agradecido a lo que me enseñaron esos más de treinta mil pacientes, especialmente a los que ya no están y mantuvieron hasta el último aliento la luz “ágape”.

Por mi perfil constitucional psico-comportamental he sido siempre muy pragmático, y la formación académica que recibí giro siempre entorno a conceptos objetivos, cuantificables. La bioquímica ha sido mi pasión profesional y mi manera de ejercer tenía y tiene muy en cuenta todo ese mundo fantástico de la fisiología, el metabolismo y la biología de la célula, donde me he sentido “como pez en el agua”. Pero debo confesar que, en los últimos años, probablemente fruto de mis propias experiencias vitales, esa parte más pragmática ha dejado espacio importante a la trascendencia que la espiritualidad y el equilibrio psicoemocional tienen como eje central de la salud. No será casualidad que de la variada formación que he recibido estos años, en los últimos me esté decantando por aquella que gira en torno a las técnicas cuyo objetivo es lograr la paz mental y la conexión entre mente, cuerpo y espiritualidad.

Como tantas veces he afirmado, creo que la salud plena, dentro de lo que nuestro modo de vida actual y nuestro cuerpo imperfecto nos permite, está cimentada en 3 pilares, que a modo de pirámide y sus tres vértices suelo representar. Este blog está orientado a presentar estrategias que nos ayuden a mantener estos “tres vértices” en el mejor estado posible.
Mis mejores deseos para ti, estimado lector, en la búsqueda de un modo de vida pleno y satisfaciente.

Felipe Hernández Ramos