Las intolerancias y alergias al gluten en sus diferentes formas, junto a la enfermedad celíaca han venido aumentando su incidencia en las últimas décadas, lo que ha inspirado un importante volumen de investigación para encontrar las causas. Recientemente, no obstante, algunos trabajos han apuntado a los fertilizantes empleados en la agricultura a gran escala, cuyo contenido en nitrógeno ha ido también aumentando en paralelo.
¿Por qué el nitrógeno podría estar detrás?
Las causas de la enfermedad celíaca siguen sin estar del todo claras. Se han encontrado relaciones entre la afección y la cantidad y la calidad del gluten presente en los alimentos, como también se ha vinculado a factores como el padecimiento de infecciones intestinales. Sin embargo, debido al incremento en su incidencia, algunos estudios recientes han querido buscar una correlación con el aumento de nitrógeno en los fertilizantes empleados globalmente en el cultivo de trigo, la principal fuente de gluten.
Y es que muchos trabajos en el campo de la ecología han arrojado que el uso de fertilizantes nitrogenados (que aumentan considerablemente el rendimiento del suelo) en agricultura viene aumentando desde la década de los años 60, con un llamativo crecimiento del 33% entre los años 2.000 y 2.013.
Hay que tener en cuenta, por otra parte, que el consumo de harinas de trigo per cápita se lleva manteniendo más o menos estable durante muchos años, por lo que los científicos han venido descartando la tesis de un posible aumento del consumo de trigo en favor de teorías que apuntan a la propia composición del trigo que consumimos.
Mayores concentraciones de gliadinas
Así, un estudio llevado dirigido por científicos del CSIC y publicado en el medio especializado Foods apunta al efecto que puede tener el aumento del uso del nitrógeno en este sentido.
Concretamente, los autores señalan a un tipo de proteína llamado gliadina, muy implicado en la formación del gluten en el trigo y en otros cereales y uno de los principales desencadenantes de las reacciones inmunitarias que explican las alergias e intolerancias al gluten, incluyendo la enfermedad celíaca.
Y es que el nitrógeno aumenta la concentración de gliadinas en el grano, que por extensión se vuelven más abundantes también en las harinas que se elaboran con este cereal.
A esta evidencia se suma el hecho de que, al haberse mantenido más o menos estable la cantidad de suelo dedicada mundialmente a este uso, es lógico deducir que el aumento en el uso de fertilizantes nitrogenados en el sector del trigo se explica no por un uso en las mismas concentraciones sobre un área de suelo mayor sino por el uso de mayores concentraciones en una misma área.
Los problemas del uso excesivo de nitrógeno
Los investigadores señalan que esto es de momento sólo una teoría y que es necesario llevar a cabo más investigaciones al respecto para poder confirmarlo científicamente. A pesar de ello, parece un buen motivo como para extremar la prudencia en el uso de los fertilizantes nitrogenados.
Y no es el único. Desde el campo de la ecología, existe un consenso en que este tipo de tecnología trae aparejados muchos problemas medioambientales de distinto tipo y alcance.
De hecho, se sabe que el uso masivo de nitrógeno en el sector agrícola tiene un impacto directo en los microorganismos y en el funcionamiento de la tierra en su conjunto, con efectos como la contaminación de acuíferos, la eutrofización (crecimiento descontrolado de algas en cuerpos de agua, tal y como viene sucediendo en el Mar Menor) y aumentos de ciertas emisiones de gases a la atmósfera.
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