Seleccionar página

   

Disruptores endocrinos: cáncer de mama, feminización y reducción de la fertilidad. Parte 1. Por Felipe Hernández

Los disrruptores endocrinos (EDCs – endocrine disruptor o EDC, Endocrine Disrupting Chemicals) son compuestos que interfieren (interruptores o alteradores) con el normal funcionamiento de las hormonas esteroideas. Dicha disrupción afecta la expresión de los genes, que se expresan bajo el estímulo de las hormonas esteroideas (E), unidas a su correspondiente receptor (ER). Es decir, no provocan directamente una mutación genética, sino más bien una alteración en los “mensajes” químicos que controlan la expresión de los genes. La capacidad de unión de la E al receptor ER, y el patrón de respuesta del gen asociado con ER no es del mismo orden para los estrógenos y andrógenos naturales que para los sintéticos. El resultado es una perturbación hormonal que se puede dar por alguno de estos tres mecanismos: suplantando a las hormonas naturales, bloqueando su acción o aumentando o disminuyendo sus niveles.

disruptores esquema

Desde los años 70 del siglo pasado se vienen estudiando que muchos de los xenobióticos afectan a la capacidad reproductiva de muchas poblaciones, pero no fue hasta la década de los 90 cuando se definen como disrruptores endocrinos. Dado que atraviesan la barrera placentaria, su efecto es especialmente serio si la exposición tiene lugar en el desarrollo fetal, crecimiento temprano o maduración sexual.

Diferentes investigaciones han vinculado la presencia de EDCs con la generalizada “feminización” de peces machos en algunas partes de Europa y también en la interrupción de los procesos hormonales en algunos mamíferos. Y no podemos obviar que en las últimas décadas asistimos a un cambio biológico mundial que seguramente está muy relacionado con este cóctel mortal. En la época de nuestros abuelos la menarquía (primera menstruación) tenía lugar sobre los 14 ó 15 años y la menopausia alrededor de los 40. Hoy en día las niñas comienzan con frecuencia la pubertad con 9 ó 10 años y la menopausia generalmente alrededor de los 50. Personalmente, me molesta escuchar, con demasiada frivolidad y frecuencia, en los medios de comunicación que, mediante las técnicas de detección precoz y fármacos de última generación, se está ganando la batalla al cáncer de mama, cuando la población general sabe que esto no es cierto. Ahora más que nunca asistimos a una verdadera epidemia de cáncer de mama, en muchas ocasiones de tipo hormonodependiente. Es cierto que existen otros factores que pueden aumentar la incidencia, como el estrés o la mala alimentación, pero estoy convencido de que la presencia de tóxicos lipofílicos (se acumulan en el tejido adiposo) que en muchos casos son disruptores endocrinos están detrás de dicho aumento. Como ya he recordado, muchos de los tóxicos analizados, además, provocan mutaciones en el ADN. ¿Y qué más necesitamos para aumentar la incidencia de procesos neoplásicos que mutaciones, intoxicaciones del medio intra y extracelular, oxidación del entorno mitrocondrial e “imitadores hormonales” que alteran todas las “autopistas” hormonales generando un sinfín de respuestas fisiológicas anormales?. Todo esto está garantizado con la ingente presencia de tóxicos medioambientales. La administración, como ya dije, no “meterá mano en el asunto” mientras no lo hagan otros países “avanzados” y cuesta creer que ninguno de los “avanzados” lo haga cuando sus economías y hasta sus privilegiadas posiciones de gobierno dependen del desarrollo de industrias tan contaminantes.

Si preguntamos a un oncólogo por el aumento en la incidencia de cáncer de mama en las últimas décadas, lo más probable es que justifique dicho aumento argumentando que es debido a que la esperanza de vida es mayor, que las mujeres esperan más años para tener su primer hijo (es cierto que la maternidad temprana ayuda a evitar su incidencia) y que se hace detección cada vez más precoz. Pero aun teniendo en cuenta estas variables, no se justifica dicho aumento, especialmente entre las mujeres más jóvenes. Si hablamos sobre este tema con un médico jubilado o que lleve casi cuatro décadas en ejercicio, no le costará reconocer abiertamente que en sus primeros años de profesión no se registraban apenas casos de cáncer de mama hormonodependiente en mujeres de menos de cuarenta años. Actualmente de cada 3 casos diagnosticados en España, uno es de menores de 45 años, y ya no son extraños los casos de afectadas por debajo de los cuarenta.

La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), dependiente de la OMS, ha reconocido en sus últimos informes sobre esta incidencia que “los factores externos, tales como el modo de vida y el medioambiente, pueden llegar a influir en hasta un 80% de los casos”.

El precio más alto por la utilización indiscriminada de tóxicos con comportamiento EDCs que estamos pagando y probablemente pagaremos de manera irremediable en el futuro se encuentra en los informes que indican que la cantidad y movilidad de los espermatozoides de los varones ha caído en picado en los últimos setenta años. En septiembre de 1992 se da a conocer  el estudio realizado por un equipo danés encabezado por el doctor Niels Skakkebaek y publicado en el Bristish Medical Journal, descubrió que la cantidad media de espermatozoides masculinos había descendido un 45 por ciento, desde un promedio de 113 millones por mililitro de semen en 1940 a sólo 66 millones por mililitro en 1990. Al mismo tiempo, el volumen del semen eyaculado había descendido un 25 por ciento, por lo que el descenso real de los espermatozoides equivalía a un 50 por ciento.

En elmundo.es, con fecha 2 de octubre del 2008 se alertaba sobre esta marcada tendencia con el artículo titulado Más de la mitad de los jóvenes españoles tiene un semen de mala calidad. El artículo se basaba en un estudio realizado por más de 60 centros de reproducción asistida de nuestro país y confirmaba que el 57’8% de los jóvenes españoles presentaban un semen de calidad inferior a lo que la OMS considera normal. El estudio, para el que se analizó una muestra de 1.239 jóvenes de edades comprendidas entre los 18 y los 30 años, indicaba que, en las regiones españolas más industrializadas, el semen de los jóvenes es de una calidad hasta tres veces inferior a la de otras zonas y las conclusiones del trabajo sugerían que la clave podía estar en la contaminación a causa de tóxicos de origen industrial. Aunque para ser justos hay que decir que en otros países del norte de Europa los porcentajes son todavía más lamentables, especialmente en países nórdicos. Diversos investigadores postulan que la capacidad reproductiva de los varones será nula a mediados de nuestro siglo.

Según la Agencia EFE, en el año 2015 España tenía la tasa de fertilidad más baja de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), con 1’27 hijos por mujer, lejos de la media de 1’67 de media, solo por delante de Polonia, Portugal y corea del Sur. Quizás pudiéramos pensar que se trata de un resultado deseado por cuestiones económicas o laborales, pero es evidente que no es el caso ya que en los últimos años las cifras de parejas que buscan ayuda en clínicas especializadas ha aumentado dramáticamente. Ya en el 2011 se estimó que había unos 50 millones de parejas infértiles en el mundo (curiosamente la mayoría en los países industrializados) y el estudio ADECES del año 2011 establecía en 800.000 el número de parejas españolas con este problema, con un incremento anual de 16.000 casos. Europa Press en abril de este año, 2016, afirmaba que la infertilidad masculina representa hasta un 45% de los casos de infertilidad, nuevamente la calidad del semen “sale a la palestra”.

En el XXI Congreso Mundial de Obstetricia que se celebró en Vancouver (Canadá) del 4 – 9 de octubre del 2015, organizada por la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO) en representación de ginecólogos y toxicólogos de 125 países de todo el mundo se hicieron, entre otras, las siguientes afirmaciones  (luego se publicaron en la revista International Journal of Gynecology and Obstetrics):

  • Interrupciones del embarazo, reducido crecimiento fetal, malformaciones congénitas, aumentos de cáncer, problemas de atención e hiperactividad son algunas de las lesiones vinculadas a productos químicos como pesticidas, plásticos y solventes.
  • Gian Carlo Di Renzo, secretario honorario de FIGO y principal autor del artículo, dijo que “estamos enterrando nuestro planeta en químicos no analizados e inseguros y el precio que estamos pagando en términos de salud reproductiva nos causa una grave preocupación”.
  • Los ftalatos, un compuesto químico que se usa para hacer los plásticos más flexibles se relacionan con aparición temprana de la pubertad, menor recuento de esperma y defectos reproductivos. Este y otros productos químicos funcionan como disruptores endocrinos y afectan al sistema hormonal.

Existen numerosos estudios e investigaciones que han dejado claramente establecida la relación entre los disruptores endocrinos y: alteraciones en el sistema reproductor masculino y femenino, desequilibrios en el desarrollo neurológico y neuroinmunológico, enfermedades cardiovasculares y metabólicas, así como tumores en los órganos hormono-dependientes, etc (*)

(*) Bergman A, et al, editors. State of the science of endocrine disrupting chemicals, 2012. Geneva. UNEP/WHO; Effects of human exposure to hormone-disrupting chemicals examined in landmark UN report 2013. www.who.int/ceh/publications/endocrine/en/index.html

(*) Andreas Kortenkamp A et al. STATE OF THE ART ASSESSMENT OF ENDOCRINE DISRUPTERS. Final Report. Project Contract Number 070307/2009/550687/SER/D3. Annex 1. SUMMARY OF THE STATE OF THE SCIENCE. Revised version. Brussels: European Commission, DG Environment, 29 January 2012. http://ec.europa.eu/environment/chemicals/endocrine/pdf/sota_edc_final_report.pdf

(*)  Pesticide Action Network Europe. http://www.pan-europe.info/sites/pan-europe.info/files/public/resources/reports/pane-2015-pan-europe-impact-assessment-of-the-endocrine-disrupting-pesticides.pdf

(*) Kojima H, Katsura E, Takeuchi S, Niiyama K, Kobayashi K. 2004. Screening for estrogen and androgen receptor activities in 200 pesticides by in vitro reporter gene assays using Chinese hamster ovary cells. Environ Health Perspect 112(5):524-531.

(*) Tait S et al. Long-Term Effects on Hypothalamic Neuropeptides after Developmental Exposure to Chlorpyrifos in Mice. Environ Health Perspect 117:112–116 (2009)

(NOTA ACTUAL: Cuándo escribí este artículo, hace 5 años, no imaginaba que los partidarios de un eugenismo activo, para la reducción de la población, refinarían tanto sus métodos, e incluso reconocerían abiertamente que dicho objetivo sin el más mínimo pudor. Obviamente, lo disfrazan, como llevan haciendo durante décadas, de una «bien mayor» para nuestra supervivencia, aunque simple y llanamente se trate de «su» supervivencia y la de su «casta»).

Continuará…