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Según numerosos artículos científicos publicados, los ácidos grasos omega-3 disminuyen el riesgo de deterioro cognitivo y demencia, especialmente la demencia vascular, pero también la enfermedad de Alzheimer.

La demencia es un síndrome progresivo y debilitante que se manifiesta con pérdida de memoria, problemas de lenguaje y dificultad para realizar actividades diarias.
Se ha asociado con la alteración de factores genéticos y ambientales. Su prevalencia aumenta rápidamente en todo el mundo y representa un gran desafío para la salud pública. Se estima que, en el planeta, hasta el 2040, más de 80 millones de personas se verán afectadas por la demencia, el 70% de las cuáles serán personas con bajos ingresos. La enfermedad afecta sobretodo a las personas mayores, pero también puede presentarse en personas jóvenes.

El papel de la DIETA como tratamiento de la DEMENCIA

Una dieta equilibrada y la ingesta de nutrientes específicos se ha asociado a un menor riesgo de desarrollo de enfermedades relacionadas con la edad, incluida la demencia y la enfermedad de Alzheimer. Los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (AGPI)  de la familia omega-3, n-3 o ω – 3, son componentes fundamentales de las membranas neuronales con una amplia diversidad de funciones, desde la modulación de la sinapsis y la neuroquímica hasta la neuroimmunomodulación y la neuroprotección.

Distintos estudios han demostrado que estos ácidos grasos son indispensables para el cerebro, tanto para favorecer un buen desarrollo como para la mejora de las funciones cognitivas en toda la población y en todas las edades (niños y adultos sanos, así como en personas mayores). Su aportación mediante complementos alimenticios es cada vez más propuesta por su capacidad de reducir el deterioro cognitivo y la pérdida de memoria asociada al envejecimiento.

El interés en los ácidos grasos omega-3 empezó en la década de los setenta, cuando se observó que los esquimales inuit y las razas que consumían una mayor cantidad de pescado azul (rico en ácidos grasos omega-3) presentaban una baja mortalidad por arteriopatía coronaria. Fue entonces cuando se pensó que el efecto protector cardiovascular de este tipo de grasas podría ser debido al alto contenido de ácidos grasos omega-3 que presenta este pescado, las focas y las ballenas, animales incluidos en la dieta de estos individuos.
A partir de observaciones empíricas se planteó que también los ácidos grasos omega-3 podrían disminuir el riesgo de deterioro cognitivo y demencia.

Los BENEFICIOS COGNITIVOS de los ÁCIDOS GRASOS omega-3 en la infancia, en la adolescencia y en la edad adulta

Los ácidos grasos omega-3 contribuyen a mantener el funcionamiento normal del cerebro. Además, también favorecen un mayor desarrollo mental y una mejora en el aprendizaje y la conducta durante la infancia, ya que contribuyen a mejorar el desarrollo de las funciones cognitivas en los niños.

Hay evidencia científica de sus beneficios en el tratamiento de los niños con TDAH. En los adultos, los omega-3 y especialmente el ácido docosahexaenoico contribuyen a la prevención de las enfermedades neurodegenerativas asociadas al envejecimiento y por tanto influyen positivamente en la demencia y el riesgo de padecer la enfermedad del Alzheimer.
Por otra parte, se ha puesto de manifiesto el potencial de los ácidos grasos omega-3 para mejorar el rendimiento intelectual y reducir la prevalencia de enfermedades psiquiátricas en adultos.

DE DÓNDE SE OBTIENEN los ácidos grasos omega-3

De entre los ácidos grasos omega-3 destacamos tres por su importancia en la salud.

  • Ácido alfa-linolénico (ALA)
  • Ácido eicosapentaenoico (EPA)
  • Ácido Docosahexaenoico (DHA)

El ALA es un tipo de ácido graso que no puede sintetizar el ser humano (por este motivo se le denomina esencial) y, por lo tanto, sólo puede obtenerse a través de la alimentación.
Se encuentra en las nueces, las semillas de linaza y de chía y en aceites vegetales como el de nabina, soja y germen de trigo. Lo que sí puede hacer el ser humano es transformar el ALA en EPA y DHA, aunque esta transformación es solo de un 10% aproximadamente. El EPA y el DHA se encuentran en el pescado azul, el krill y las microalgas.

El contenido de AGPICL omega-3 del pescado varía considerablemente en función de la especie, contenido de materia grasa y ubicación geográfica de este.
Los peces de aguas profundas y de temperaturas frías tienen un mayor contenido de EPA y DHA que los peces de piscifactoría (salmónidos), ya que estos pueden tener una variación significativa en sus niveles de AGPICL omega-3 a causa principalmente de las características de la dieta que se les suministra

Dada la importancia de EPA y DHA en el funcionamiento celular y especialmente el DHA en la estructura cerebral y la transmisión del impulso nervioso hay que asegurar su aportación a través del pescado azul, alimentos enriquecidos o complementos alimenticios. En el caso de dietas vegetarianas, por ejemplo el DHA procede de las microalgas.

La Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) recomienda un consumo de pescado de al menos dos o tres veces por semana, una de ellas de pescado azul como mínimo. Cuando no se consiguen estas recomendaciones con la dieta (por ejemplo en dietas vegetarianas) o bien se busca una dosis superior es necesario aportar estos ácidos grasos a partir de complementos alimenticios.

Declaraciones de propiedades saludables de la EFSA

La EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) autoriza declaraciones respecto a la ingesta de DHA y EPA en relación con el mantenimiento de la función visual y cerebral en adultos y niños, mantener niveles normales de triglicéridos séricos, mantener la presión sanguínea y el normal funcionamiento del corazón. Sin embargo se mencionará sólo aquella relacionada con el cerebro.

  • El ácido docosahexaenoico (DHA) contribuye a mantener el funcionamiento normal del cerebro. Debe informarse al consumidor que el efecto beneficioso se obtiene con una ingesta diaria de 250mg de DHA. La declaración solo se puede hacer en alimentos que contienen como mínimo 40 mg de DHA por 100g y por 100 Kcal.

Bibliografía

 

https://www.farmaceuticonline.com/es/omega-3-efectos-atencion-memoria/