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Un nuevo estudio del Keck Medicine de la Universidad de California (USC), en Estados Unidos, ha encontrado que los pacientes diagnosticados de EII tenían nueve veces más probabilidades de desarrollar depresión que la población general. Además, sus hermanos que no padecían EII tenían casi el doble de probabilidades de desarrollar depresión, según publican los investigadores en el ‘Journal of Gastroenterology and Hepatology’.

Por el contrario, los pacientes con depresión tenían dos veces más probabilidades de desarrollar EII, y sus hermanos sin depresión tenían más de una vez y media más probabilidades de desarrollar EII.

«Esta investigación revela un solapamiento clínico entre ambas enfermedades, y es el primer estudio que investiga la asociación bidireccional entre la EII y la depresión en los hermanos», destaca el doctor Bing Zhang, gastroenterólogo de Keck Medicine y coautor del estudio.

Zhang y sus compañeros analizaron los datos de más de 20 millones de personas de la Base de Datos de Investigación del Seguro Médico Nacional de Taiwán, que contiene información médica exhaustiva sobre más del 99% de los residentes de Taiwán. Durante 11 años, hicieron un seguimiento de los pacientes con EII o depresión y de sus hermanos sin ninguna de las dos afecciones, y compararon la aparición de la depresión o la EII con un grupo de control de personas sin ninguna de las dos afecciones, pero con edad, sexo y situación socioeconómica similares.

Zhang plantea la hipótesis de que hay muchos factores que pueden contribuir a la naturaleza bidireccional de los trastornos, entre ellos los factores de estrés ambiental, el microbioma intestinal (formado por bacteriashongos y virus) y la genética.

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«El hallazgo de que las personas con EII son más propensas a la depresión tiene sentido porque la EII causa síntomas gastrointestinales constantes que pueden ser muy perturbadores para la vida del paciente -destaca-. Y el elevado riesgo de depresión entre los hermanos de pacientes con EII puede reflejar la fatiga del cuidador si los hermanos tienen un papel en el cuidado del paciente».

Lo que sorprendió a los investigadores fue que los pacientes con depresión fueran propensos a la EII. Zhang especula que este descubrimiento puede tener que ver con lo que se conoce como el eje intestino-cerebro, una conexión científicamente establecida entre el sistema gastrointestinal y el sistema nervioso central, formado por la médula espinal y el cerebro.

Por ejemplo, señala, la inflamación del cerebro, que desempeña un papel en la depresión, puede estar relacionada con la inflamación del tracto gastrointestinal, una característica de la EII.

Los investigadores no están seguros de por qué los hermanos de pacientes con depresión tienen más probabilidades de ser diagnosticados de EII. Zhang conjetura que puede haber una susceptibilidad genética compartida para cualquiera de las dos enfermedades que se presenta de forma diferente en los miembros de la familia.

Zhang espera que los resultados del estudio animen a los profesionales sanitarios a tener en cuenta tanto los antecedentes familiares como la relación entre los trastornos gastrointestinales y del estado de ánimo a la hora de evaluar o tratar a los pacientes con EII o depresión.

A través de una mayor investigación y una mejor comprensión del eje intestino-cerebro, prevé aprovechar la nueva conexión entre las condiciones para mejorar la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de la EII y los trastornos mentales.

https://www.20minutos.es/salud/relacion-enfermedad-inflamatoria-intestinal-depresion-5010715/