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“Tóxicos en el plato”

Ya hice un breve comentario en el capítulo anterior sobre el estudio del Dr. José Luis Domingo Roig, director del Laboratorio de Toxicología y Salud Medioambiental de la Universidad Rovira i Virgili (Tarragona), que junto con el grupo de Joan María Llobet Mallafré en la Universidad de Barcelona, analizaron un millar de muestras de 108 productos diferentes, comprados en supermercados y representativos de la dieta cotidiana.  Ese estudio era el más completo realizado hasta la fecha sobre la presencia de contaminantes en la dieta (2005 – 2007).  Sus conclusiones fueron publicadas en varias revistas científicas, entre ellas Chemosphere, Journal of Agriculture and Food Chemistry, Journal of Food Protection, y Environmental Science and Technology.

Según el estudio, un adulto de 70 kilos de peso se come diariamente unos 150 picogramos de PCB, 95 picogramos de dioxinas, 8,4 microgramos de hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), 97 nanogramos de difenil éteres polibromados (PBDE), 45 nanogramos de naftalenos policlorados (PCN), 41 nanogramos de difenil éteres policlorados, 223 microgramos de arsénico, 28 microgramos de plomo, 21 microgramos de mercurio y 15 microgramos de cadmio. Un picogramo es una billonésima de gramo, o sea 0,000000000001 gramos; un nanogramo es una mil-millonésima; y un microgramo, una millonésima.

No todos los contaminantes están en igual cantidad. Los cuatro metales pesados (arsénico, mercurio, plomo y cadmio), los hidrocarburos aromáticos y el hexaclorobenceno están por debajo de la ingesta máxima tolerable. Pero las concentraciones de dioxinas, PCB, PCN, compuestos de bromo y éteres policlorados sí suponen un riesgo. Los adultos están ingiriendo cada día unos 3,5 picogramos por kilo de peso corporal de dioxinas y PCBs, cuando el máximo indicado por la OMS es entre 1 y 4 picogramos.

Insisto, el problema es el cóctel.

Más recientemente, la Asociación Francesa “Generaciones Futuras” ha coordinado un magnífico trabajo para identificar los tóxicos que se pueden encontrar en un menú diario normal de un niño francés, que como veremos no dista mucho del de un niño español.

Recurrieron a varios laboratorios acreditados COFRAC en Francia pero también en Bélgica. Por ejemplo, a Eurofins Analytics France que “es un líder mundial en servicios de análisis y con experiencia de empresas privadas y organizaciones del sector público en la farmacéutica, alimentaria y Medio Ambiente “. Se encargó a la compañía especialmente los análisis de los alimentos grasos por la posibilidad de contener contaminantes orgánicos persistentes. También fue contratado Fytolab (Bélgica) para la detección de residuos de pesticidas. Este laboratorio es uno de los laboratorios oficiales que utiliza la Dirección General de Alimentación (EB), la Dirección del Ministerio de Agricultura. También se utilizó para el análisis de pesticidas en frutas y verduras a otro laboratorio, francés, acreditado por el COFRAC, y para los residuos de plaguicidas en los panes fue asignado a Larebron Laboratorio, Illkirch, una empresa del grupo Carso de la Alimentación, también acreditada. Finalmente, el Multilab SGS, Saint Etienne du Rouvray, llevando a cabo pruebas de migración de los ftalatos y el bisfenol A por su contenido en los envases a prueba.

Queda claro que estábamos también ante un estudio riguroso y nada sesgado sobre presencia de tóxicos en el plato.

Se escogió un menú clásico, siguiendo las pautas oficiales para una alimentación sana y equilibrada, que consistía en:

5 frutas y verduras al día
1,5 litros de agua del grifo

Por la mañana té con leche (agua calentada en una tetera de plástico), pan, mantequilla, mermelada, jugo de frutas (uva)

Snack 10h: manzana;

Almuerzo: Ensalada (lechuga, tomate, atún), judías verdes / bistec; baguette, uvas;
Merienda: batidos de frutas rojas;
Cena: Ensalada verde, salmón / arroz (servido en un plato de plástico plano), el limón para el salmón, queso, pan.

1 vez al día: chicle para niños.
Algún dulce clásico, del que no pudieron prescindir.

¿Qué encontraron?

El desayuno

Encontrados 28 residuos químicos en el desayuno, con 21 posibles o probables carcinógenos, 3 cancerígenos y / o 19 sospechosos de ser disruptores endocrinos.

La manzana de media mañana

Encontrados 6 residuos químicos, 2 de ellos posiblemente cancerígenos y 1 disruptor endocrino.

Comida del medio día

Encontrados 33 residuos químicos, de los cuales 17 probables o posibles carcinógenos, 4 cancerígenos y 14 sospechosos de ser disruptores endocrinos.

La merienda

Encontrados 5 residuos químicos, de los cuales 3 posibles cancerígenos y 1 disruptor endocrino. Y 2 posibles cancerígenos y / o 1 PE para la goma de mascar.

Cena

Encontrados 54 residuos químicos, de los cuales 37 posibles cancerígenos y 35 disruptores endocrinos

Nota: Impresiona especialmente el salmón, en el que se encontraron 34 residuos químicos,  23 posiblemente cancerígenos y 24 disruptores endocrinos. O los 15 encontrados en la mantequilla, de los cuales 10 son disruptores endocrinos. El motivo, no obstante, es evidente: los residuos químicos son generalmente lipofílicos (se almacenan en el tejido graso), por lo que todo alimento con alto contenido graso, no ecológico, es susceptible de contener importantes cantidades de estos químicos.

Resultados totales

  • 128 Residuos químicos
  • 36 Pesticidas diferentes
  • 47 sustancias diferentes sospechosas de ser cancerígenas

En las conclusiones del estudio se reconocía que la mayoría de las sustancias químicas encontradas se encontraban en cantidades legalmente permitidas, pero “la realidad de la exposición del consumidor a los contaminantes que pueden ser cancerígenos y / o disruptores endocrinos es preocupante ya que resulta de la ingestión de un cóctel de sustancias muy numerosas. Los efectos de la sinergia inducida por la ingestión de esos cócteles de contaminantes no se tienen en cuenta en la evaluación de los riesgos de estas sustancias diferentes y el riesgo final para el consumidor es probablemente subestimado”.

Fuente: www.menustoxiques.fr

En el año 2015 la agrupación Ecologistas en Acción solicitó a la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) los datos de diferentes programas de control de contaminantes en alimentos en España correspondientes al año 2014. En octubre de 2015 la AECOSAN contestó la solicitud de Ecologistas en Acción remitiendo los datos del Programa de Control de Residuos de Plaguicidas del año 2014. Los datos incluyen resultados de análisis de residuos de plaguicidas en 2.384 muestras de productos animales, cereales, frutas, verduras y otros productos vegetales, productos procesados, alimentos infantiles y otros alimentos. Las muestras incluyen también alimentos importados presentes en el mercado español.

Ecologistas en Acción comparó el listado de plaguicidas analizados por las autoridades españolas con el listado de plaguicidas con propiedades de alteración endocrina publicado por Pesticide Action Network Europe (PAN), que incluye 53 sustancias activas autorizadas que tienen capacidad de alterar el sistema hormonal. En dicho estudio se nos recuerda que los programas de control de contaminantes en alimentos no analizan todos los plaguicidas en uso y además, para reducir costes, sólo analizan un número limitado de plaguicidas en cada alimento. Por ello es posible que algunos alimentos contengan aún más residuos de diferentes plaguicidas que los que muestran los datos. Por ejemplo, el programa de control de residuos de plaguicidas no ha analizado la presencia en los alimentos de residuos de amitrole o de glifosato.

Estos son algunos datos, realmente interesantes, presentados en la fuente indicada abajo:

Se han encontrado residuos de un total de 33 plaguicidas con propiedades de disrupción endocrina analizados en los alimentos a la venta en España.

Los 33 plaguicidas EDC encontrados en los alimentos españoles son: 2,4-D, bupirimato, captan, clorotalonil, clorpirifós, clorpirifós-metil, cipermetrín, ciproconazole, deltametrín, ditiocarbamatos, epoxiconazole, fenoxicarb, flutriafol, iprodione, lambda-cihalotrín, linurón, malatión, metiocarb, metomil, miclobutanil, penconazole, pirimicarb, procloraz, propamocarb, propiconazole, propizamida, pirimetanil, piriproxifen, tebuconazole, tiacloprid, tiofanate-metil, tolclofosmetil y triadimenol.

Productos de origen animal

La miel es el producto de origen animal con mayor presencia de residuos de plaguicidas con propiedades de disrupción endocrina. En particular, el insecticida clorpirifós, que es además, el plaguicida EDC que aparece en el mayor número de muestras de alimentos (opción: usar una BIO genuina)

Por otro lado, la grasa animal, en particular la ovina es la que más plaguicidas no autorizados acumula (clordano, DDT y su metabolito DDE, p,p- y alfa-HCH o beta-HCH). Se trata de plaguicidas no autorizados a día de hoy aunque su exposición persiste a través de estos alimentos, debido a la contaminación ambiental.

Cereales

El único cereal analizado en el apartado de alimentos sin procesar del programa de control de residuos de plaguicidas es el arroz, cuyas muestras contienen un total de 10 plaguicidas diferentes, tres de los cuales son contaminantes hormonales.

Frutas y verduras

Las frutas y verduras son el grupo de alimentos donde se ha detectado el mayor número de residuos  de plaguicidas (119) y de plaguicidas disruptores endocrinos. ¡Se han detectado en total 30 residuos plaguicidas EDC diferentes en este grupo de alimentos! Esto es, casi un tercio de los plaguicidas detectados en frutas y verduras son disruptores endocrinos.

Las peras ocupan el primer puesto de la lista de alimentos contaminados. En estas frutas se han encontrado la asombrosa cifra de 49 plaguicidas diferentes, de los que 16 son plaguicidas disruptores endocrinos. Les siguen las manzanas, en las que se han encontrado restos de 13 plaguicidas EDC (Ver Anexo III para información completa).

A pesar del cuidado que ponen los productores ecológicos en la elaboración de sus productos, en ocasiones se producen contaminaciones accidentales. Esta es, con toda probabilidad, la explicación de la presencia de residuos de plaguicidas en tres muestras de alimentos de producción ecológica, una muestra de cebollas y dos muestras de naranjas.

Alimentos infantiles

No se detectaron residuos de plaguicidas en ninguna de las muestras de alimentos infantiles analizadas, debido seguramente a que la Unión Europea impone límites más estrictos a los alimentos infantiles procesados y a un mayor control sobre este grupo de alimentos.

Fuente: Directo a tus hormonas: guía de alimentos disruptores. Residuos de plaguicidas con capacidad de alterar el sistema endocrino en los alimentos españoles. Kistiñe García y Dolores Romano, 2016

Posteriormente la organización sin fines de lucro llamada Environmental working group publicó, como cada año, una lista llamada la docena sucia ( dirty dozen) y los 15 limpios ( Clean fifteeen). Este es el listado:

Fuente: http://www.ewg.org

Efectivamente, mientras ninguna sustancia supere cierta cantidad y no se den defunciones por la ingesta de uno de ellos, el efecto que a medio o largo plazo tenga la ingesta de tal cantidad de residuos tóxicos o alteradores hormonales es… igual. Mientras la administración sanitaria no reciba litigios en los tribunales por fallecimientos por envenenamiento… todo está bien. Mientras no se pueda establecer públicamente y con claridad meridiana que nos estamos matando poco a poco… todo da igual (perdón por el sarcasmo).

Continuará con los tóxicos… en la ropa