Es muy probable que durante el primer año de vida de vuestro bebé os recomienden un suplemento de vitamina D. Es una recomendación que se hace desde hace unos cuantos años, que no acaba de extenderse a todas las consultas de pediatría, dado que vivimos en un país donde el sol no falta.
Y es que, precisamente, como más y mejor sintetizan los niños la vitamina D que necesitan es mediante la exposición a la luz solar. ¿El problema? Que nuestras costumbres no son las mismas que antaño, y cada vez pasamos menos tiempo en el exterior.
Esto hace que muchas mujeres lleguen al embarazo con carencias de vitamina D, y que sean muchos los bebés que nacen ya con niveles bajos, acrecentándose la carencia tras el nacimiento, por no recibir un aporte suficiente de luz solar (y eso que tampoco hace falta que sea el sol directo, sino la luz del día). Es por esta razón que se recomienda un suplemento de vitamina D a todos los bebés, independientemente de que sean amamantados o tomen leche de fórmula.
¿Y por qué tenemos carencia?
Como acabo de explicar, la fuente principal de vitamina D es el sol. Se calcula que el 90% de la vitamina D que necesitamos proviene de la luz solar, siendo el 10% restante recibido a través de la dieta. Lo que está fallando entonces, sobre todo, es la exposición a la luz del día.
Porque ahora trabajamos, viajamos, compramos y hacemos muchas de nuestras actividades bajo techo, y eso hace que los bebés también. Porque hay una mayor contaminación. Porque el sol es más agresivo y tenemos que proteger a bebés y niños de la radiación: a partir de los 6 meses les ponemos crema solar, que es totalmente necesaria, pero que afecta a la síntesis de vitamina D (una crema con factor 8 inhibe la síntesis de vitamina D hasta en un 95%). Porque ya no juegan en la calle como hace décadas. Son varias las razones que hacen que la población general, y niños y niñas, tengan carencias de vitamina D.
¿Y cuánta luz solar necesitan?
Según los estudios que hablan de ello, se dice que para lograr la cantidad de vitamina D requerida son necesarios 7 minutos de sol al día durante el verano, o 35-45 minutos tres veces a la semana durante el invierno, con al menos un 20% del cuerpo descubierto y sin protección.
Pero claro, esto es muy relativo. ¿En el sur de España o en el norte? ¿El sol de la mañana o el de la tarde? ¿Los bebés de piel oscura, también el mismo tiempo, o necesitan más? ¿En qué estación del año? Hay tanta variabilidad que no está claro cuánto es preciso, y al final se está viendo que hay un número muy elevado de bebés con falta de vitamina D en todo el país (entre el 40 y el 60% aproximadamente).
¿Tan importante es? ¿Qué produce la falta de vitamina D en los niños?
Esta es una de las preguntas que se hacen muchos padres y madres, y sobre todo los que tienen más de un hijo y no se lo dieron a sus primeros: ¿cómo es que ahora hay que dar vitamina D a los bebés, todos los días, si esto antes no se hacía?
Pues porque antes se creía que con recomendar hacer vida en el exterior ya era suficiente. Pero al ver que no, que sigue habiendo muchos bebés con déficit, se optó por suplementar a todos los bebés. ¿Y por qué? Por lo siguiente:
Riesgo de raquitisimo
Es la consecuencia más conocida y la que más asusta. El raquitismo es una consecuencia de la falta de vitamina D que hace que no se puedan controlar correctamente los niveles de calcio y fósforo. Ante la falta de estos minerales en sangre, por la carencia de vitamina D, el cuerpo los «roba» de los huesos, desmineralizándolos y provocando que queden débiles y blandos.
Riesgo de caries
Aunque la relación entre el riesgo de caries y déficit de vitamina D tiene que acabar de demostrarse (ahora veréis a qué me refiero), podría ser que, al igual que con los huesos, la carencia afectara también a la dureza de los dientes:
- En el año 2012 se estudió a 38 niños, la mitad de los cuales tenían caries graves. Al analizar sus niveles de vitamina D vieron que la mayoría los tenían bajos, pero que los niños con más caries tenían los niveles más bajos.
- En 2013, otro estudio comparó 144 niños con caries graves con 122 niños sin caries, y se vio que los niños afectados tenían una peor salud nutricional y unos niveles de vitamina D más bajos.
- En 2014 se estudiaron los niveles de vitamina D de las mujeres embarazadas, y se vio que aquellas que tenían los niveles más bajos daban a luz a bebés que, en la infancia, tenían un mayor riesgo de caries.
- En 2015 se analizaron los datos de 1.048 niños y vieron que aquellos que tenían mejores niveles de vitamina D tenían menos riesgo de padecer caries.
- En 2016 es cuando llega la controversia: un estudio con niños de Canadá volvió a mostrar una asociación entre los bajos niveles de vitamina D y caries, mientras que otro estudio, llevado a cabo con niños estadounidenses, mostró que los niños con caries y sin caries tenían niveles muy parecidos de vitamina D (quizás todos tengan unos niveles parecidos de vitamina D y en este caso las caries se deben a otras cuestiones).
- Y de nuevo en 2021, en un estudio hecho en Portugal con una muestra de 335 niños, vieron que la caries avanzada en los dientes permanentes se asociaba significativamente con niveles de vitamina D menores a 30 ng/ml.
Riesgo de afectación del desarrollo
De nuevo la evidencia no está del todo clara al respecto, pero se ha asociado el déficit de vitamina D de la mujer embarazada con un riesgo mayor de que el bebé tenga dificultades en el desarrollo del lenguaje.
Asimismo, se ha visto que la carencia de esta vitamina esté relacionada de algún modo con el autismo: un metanálisis publicado en 2020 concluyó que los niveles de vitamina D están relacionados con el riesgo de TEA, y sugiere que deberían analizarse los niveles de vitamina D en pacientes con TEA y mujeres embarazadas y lactantes, con el fin de suplementar con dicha vitamina si fuera necesario.
Riesgo de enfermedades pulmonares
Se ha comprobado que los bebés que nacen con mejores niveles de vitamina D tienen menor riesgo de bronquiolitis a causa del virus respiratorio sincitial (VRS). Además, el riesgo de asma en la infancia también es mayor en los niños que tienen niveles más bajos.
Otros riesgos
Como he comentado, aún se están estudiando todas las consecuencias del cambio de hábitos que estamos viviendo, siempre bajo techo, poniendo crema a los niños para que no se quemen en verano (así debe ser, que el sol es muy peligroso), etc., y como veis no son pocas. A todas las mencionadas hay que añadir un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares en niños y un peor control de la glucosa en niños afectados de diabetes tipo 1.
¿Cómo aumentar la vitamina D en niños? ¿Cuál es la recomendación de vitamina D en la infancia?
En 2016 se publicó un artículo en «Evidencias en Pediatría» que analizaba la evidencia y que concluía que:
Hasta que se disponga de nuevos datos, parece adecuado que se sigan las recomendaciones de utilizar suplementos de vitamina D a dosis de 400 UI/día en niños de grupos de alto riesgo, como lactantes menores de dos años, lactantes que nacieron prematuros, niños que viven en África, Asia o el Medio Oriente o los niños de piel oscura que viven en regiones con escasa luz solar.
En España, la recomendación actual se basa en la evidencia anterior y, hoy por hoy, está establecida así:
- Los bebés amamantados menores de un año deben recibir un suplemento de 400 UI/día de vitamina D. Si en el transcurso del primer año acaban tomando leche de fórmula, deben continuar con el suplemento hasta que tomen un litro diario de fórmula adaptada enriquecida con vitamina D.
- Los bebés que tomen fórmula enriquecida con vitamina D recibirán 400 UI/día en el primer año de vida, o hasta que lleguen a ingerir un litro diario de leche.
“Me han dicho que mejor no se la dé, porque se le cierra la fontanela”
Años atrás, cuando el suplemento no estaba establecido, una de las causas por las que se recetaba vitamina D era el tema del cierre de la fontanela. Si veían que el bebé se acercaba a los dos años y tenía la fontanela todavía bastante abierta, se indicaba para ayudar al cierre por si era una cuestión de carencia.
Esto ha hecho pensar erróneamente a mucha gente que la vitamina D acelera el cierre de la fontanela incluso más allá de lo que se considera lógico o normal, y a evitar administrarla por este motivo: “No se la doy porque se le puede cerrar la fontanela antes de tiempo y eso es muy peligroso”.
Ciertamente, un cierre prematuro de las fontanelas puede ser indicativo de una craniosinostosis (los huesos del cráneo se fusionan entre sí y se dificulta que la cabeza pueda seguir creciendo), así que no interesa en absoluto que suceda. Sin embargo, no es cierto que la vitamina D acelere el proceso en un niño que tiene unos niveles óptimos.
Dicho de otro modo, el suplemento de vitamina D ayuda a los niños que tienen carencias, que tienen déficit y cuya fontanela se está cerrando muy despacio por esta razón, a que se cierre antes, al paliar dicha carencia. Pero en un niño cuyo cierre se está produciendo correctamente porque no tiene déficit, añadir un suplemento de vitamina D no hará que se le cierre antes la fontanela; si así fuera, habría que aconsejar limitar la exposición a la luz del día a los niños que ya pasan bastante tiempo fuera: “Mejor no lo saquéis a la calle, porque si no se le cerrarán antes las fontanelas”… Y este es un consejo que a nadie se le ocurriría dar.
¿La vitamina D produce cólicos?
Desde que se inició la suplementación, es frecuente que algunas familias tengan la sensación de que al dar vitamina D hay más episodios de cólicos, de llanto del bebé. En los prospectos de los dos preparados más frecuentemente recetados en España no se habla de ello, aunque sí es cierto que en muchas casas, la retirada de la vitamina D parece mejorar los síntomas, y el volver a darla, parece provocar el llanto de nuevo.
Si al retirarlo el bebé está mejor, y al dárselo de nuevo, vuelven los episodios de llantos, lo ideal sería comentarlo con su pediatra, para que pueda ofreceros una solución personalizada: quizás quiera reducir la cantidad a recibir hasta dar con el máximo tolerable, o quizás ofrezca la posibilidad, si la madre le da pecho, de suplementar a través de la leche materna. En el año 2015 se sugirió en un artículo la posibilidad de tomar un suplemento de 6.400 UI al día para que los bebés amamantados recibieran, a través de la leche, la vitamina D necesaria.
Si tienes dudas acerca de la forma más adecuada de suplementar a tu bebé, en la Tribu CSC tienes a varios especialistas en diversos ámbitos de salud infantil que podemos asesorarte. El primer mes es gratuito y no hay compromiso de permanencia.
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