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La salud mental y la periodontal están estrechamente ligadas. Por una parte, en la dirección que tiene que ver con que ciertos problemas mentales pueden derivar en dejadez a la hora de mantener una correcta higiene bucal. Hasta aquí, relación directa que todos podemos comprender con cierta facilidad.

Sin embargo, la conexión también puede producirse en la dirección contraria: las enfermedades periodontales (relacionadas con el bruxismo) pueden ser las causantes de enfermedades mentales como la ansiedad y la depresión.

Para conocer cuáles son esos vínculos y la manera en la que se producen, 20minutos ha entrevistado a la doctora Nadia Sarmini, directora de la Clínica Dental Bernabéu.

Del estrés al bruxismo

«Padecer grandes dosis de estrés en el día a día deriva en bruxismo, parafunción en la que se aprietan o chirrían los dientes superiores con los inferiores de manera involuntaria. Esta circunstancia produce erosión de las piezas dentales, y puede generar contracturas cervicales y migrañas tensionales. Sin estrés no hay bruxismo”, afirma Sarmini.

A partir de aquí, a medio plazo, «el bruxismo puede desembocar en ansiedad y depresión si los dolores de cabeza producidos por apretar los dientes durante la noche se vuelven insufribles e incapacitantes. Si el tipo de bruxismo del paciente consiste en chirriar en vez de apretarlos, puede dar lugar a un cuadro de depresión por la erosión dental severa. Además, un excesivo acortamiento de los dientes puede acomplejar a los pacientes que lo padecen y desembocar también en depresión».

La puerta de entrada a la depresión

Ante el ascenso de enfermedades mentales, numerosos estudios se han involucrado en la búsqueda de las causas. Una de las conclusiones más sorprendentes es la estrecha relación entre la salud bucodental y la aparición de enfermedades como la ansiedad o la depresión, tal y como plasma la revisión bibliográfica publicada en ‘Frontiers in Psychiatry’ y realizada por la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

La salud mental y la periodontal, pues, están estrechamente relacionadas. La boca ‘abre paso‘ a la cadena alimentaria, y es una de las partes del cuerpo más expuestas a los microorganismos. De esta manera, las enfermedades que afectan a la encía tienen mucho que ver con este tipo de trastornos mentales.

¿Y qué tiene que ver en todo esto el bruxismo? Al bruxar los dientes durante un largo periodo de tiempo, aumenta nuestra sensibilidad dental por el desgaste. Las encías, al final, terminan por retraerse, en algunos casos incluso fisura el diente, y contribuye a que se vaya perdiendo hueso, fenómeno irreversible.

Las encías, como consecuencia del bruxismo, se vuelven extremadamente sensibles y dolorosas, pudiendo llegar a inflamarse y a ser la puerta de entrada de la periodontitis.

Prevenir mejor que curar

Las bacterias que surgen de infecciones bucales pueden pasar al torrente sanguíneo. El paso de estas bacterias al sistema nervioso central puede extenderse sistémicamente, alcanzar el cerebro y activar el eje del estrés, la ansiedad y la potencial depresión.

Antes de que se desencadenen la ansiedad y la depresión, la doctora Sarmini concluye: «podemos apaciguar los síntomas del bruxismo mediante la utilización de un dispositivo nocturno llamado férula de descarga y la aplicación de bótox en los músculos maseteros. Este protocolo hace que dichos músculos se relajen, evitando que se contraigan en exceso. Para completarlo, podemos buscar un fisioterapeuta especialista en ATM (articulación temporomandibular) que nos controle el dolor cervical».

https://www.20minutos.es/salud/actualidad/enfermedad-mental-puede-derivar-bruxismo-5130020/