El Método de la LIMPIEZA VITAL®
- El Método LIMPIEZA VITAL® es el resultado de mis más de 30 años de trabajo en el ámbito de las terapias biológicas y especialmente en el uso de las técnicas de Detoxificación Celular.
- 30 años de experiencia (1991 – 2021) y más de 30.000 pacientes tratados con un concepto de trabajo basado en la Nutrición Celular Activa, pero con una expresión propia: La LIMPIEZA VITAL®
- Un concepto fundamentado y aplicado en base a la biología celular actual y la experiencia milenaria de las Medicinas Tradicionales e Higienistas.
- Un método de tratamiento personalizado tras establecer las características fisiológicas, bioquímicas y el perfil constitucional individual del paciente.
Le debo mucho en mi formación a las terapias higienistas a la hora de comprender al ser humano como una unidad y buscar estrategias que fomenten la salud de manera no cartesiana o protocolizada. Sin embargo, como dijo tan acertadamente Antonio Machado “caminante no hay camino se hace camino al andar”, mi aprendizaje vital, mi escuela de salud, no han sido los miles de horas lectivas de estudios realizados (aún siendo imprescindibles) sino los miles de pacientes estudiados y tratados, mejor dicho, los miles de pacientes “escuchados”, de los que tanto he aprendido, en momentos cruciales de sus vidas, muchas veces mostrándome que quien lucha por recuperar su salud, después de sucesivos fracasos, necesita a quien, no solo sea un buen profesional de la misma, sino que además le muestre humanidad y empatía en los momentos difíciles.
He conocido, también, en estos años a infinidad de médicos con una excelente formación clínica que se han acercado a “nuestra medicina” buscando una aplicación igual de lineal y cartesiana que la recibida en la facultad de medicina. Y claro que es posible comprender desde esa perspectiva toda la biología celular que respalda la Nutrición Celular Activa, pero generalmente carecen de formación no ortodoxa en una terapia que realmente le dé el lugar que se merece a la alimentación saludable, la estabilidad emocional e incluso espiritual, la actividad física como terapia y a las técnicas de detoxificación, dentro de un abordaje de la salud/enfermedad auténticamente holístico o global. ¿Y qué es holístico?
Holístico deriva del griego holos que significa TODO. ¿A qué todo nos referimos?… Depende del enfoque. En el ámbito del cuerpo físico habría que considerar las relaciones de cada parte con la totalidad. Pero también la relación entre lo físico y lo mental, lo emocional, y entre todos los niveles del ser y su entorno. Como ya he reiterado la medicina moderna se ha desarrollado a partir de una visión mecanicista, materialista y reduccionista de la realidad. Está enfocada en la manifestación local de la enfermedad (Descartes). Este paradigma “obliga” a trabajar con “etiquetas” (diagnósticos) y protocolizar los tratamientos y está sustentado en la idea de que lo que se etiqueta es más fácil de controlar y “solucionar”. Sin embargo, la ciencia no demuestra que la realidad sea únicamente material, sino todo lo contrario, por lo que existe una incongruencia entre la práctica clínica convencional y lo que la ciencia, la naturaleza y la vida misma nos demuestra.
La visión holística es aquella que “abre el enfoque” para entender al ser humano dentro de un contexto más amplio. En el ámbito de la salud/enfermedad esto implica centrarnos más en los factores causales o etiológicos sean del tipo que sean, que han desencadenado la situación actual del individuo: emocionales, creencias esclavizantes, factores medioambientales, fisiológicos, bioquímicos, constitucionales, etc. No podemos asumir la enfermedad como una especie de “mala suerte” o “te ha tocado” o “es una lotería”… Estamos obligados a querer saber y analizar, en la medida posible, todo lo que ha podido influir.
Pongamos un ejemplo sencillo: La rinitis alérgica perenne y su derivación en muchos casos, el asma de origen alérgico.
El terreno alérgico o perfil atópico es como el color de los ojos, si lo tienes lo tendrás el resto de tu vida, pero eso no significa que debas de padecer una manifestación clínica, es decir, una enfermedad. El alergólogo o inmunólogo se centra en la reacción excesiva del sistema inmunitario frente al alérgeno (ácaros, aunque muchas veces existe reactividad también a los cambios de temperatura, la humedad…) e instaura un tratamiento a base de antihistamínicos o vacunas (dependiendo de la edad, gravedad, etc). Así lo hizo un reputado alergólogo conmigo cuando tenía 16 años y la rinitis alérgica tenía condicionada mi vida. Las vacunas sirvieron de poco y los antihistamínicos no me sentaban muy bien, me dejaban somnoliento durante el día, con resultados parciales. Todavía recuerdo su frase categórica a mi madre, cuando con 18 años le dijo “su hijo será asmático, no hay duda”.
Años después entendí, gracias a los conceptos básicos de la naturología, que “hay que mirar más allá”, que el alérgeno no es la clave y que la reactividad inmunitaria frente a ellos está mediada por otra reactividad más intrincada, la hepática. Comprendí que todos los “alérgicos” somos “reactivos” en muchos sentidos y que dicha reactividad, que nos hace generar un mayor número de eicosanoides e histamina en respuesta, puede ser de origen alimentario (proteínas de la leche o de la soja que no se digieren, aditivos, alcohol, ciertos azúcares, etc), de origen ambiental (no solo ácaros, sino también xenobióticos aéreos) e incluso de origen emocional (¿quién dudaría de que una crisis asmática se puede producir después de una situación estresante o traumática?) y lo importante… todos estos componentes reactivos (incluso el emocional) lo serán en mayor o menor medida en función del estado metabólico del hígado. Por eso en la rinitis alérgica siempre han funcionado tan bien suplementos como el azufre catalítico, el MSM (Metil-Sulfonil-Metano), el Desmodium, la Taurina… Todos ellos tienen en común su capacidad de ayudar al hígado a detoxificar mejor y ser menos sensible frente a los alérgenos.
Afortunadamente aquel alergólogo se equivocó y ya con 56 años, puedo afirmar que no soy asmático y que mi rinitis alérgica esta desde hace 35 años muy controlada. Es más se ha convertido en una aliada, en una amiga, que sirve de “luz en ámbar” para decirme si me he permitido “demasiadas excepciones”, en los últimos días, de mis hábitos de alimentación. Pero claro, esa visión holística me hizo ver, no solo que alimentos evitar, sino la necesidad de hacer curas periódicas de detoxificación, realizar ejercicio físico regular, etc. Todo esto “no se vende en pastillas”, no hay un “protocolo”, sino el conocimiento de la fisiología y la bioquímica implicada, así como de la ingente experiencia empírica de las medicinas ancestrales, con su clara visión sistémica del ser humano.
Como el perfil alérgico se hereda, le he pasado ese rasgo a mi querida hija, que, afortunadamente, no ha tenido que esperar a los 25 años para descubrir cómo mantener en equilibrio su perfil y sabe identificar claramente lo que debe evitar para sentirse bien.
En estos años también he podido ayudar a muchos niños y adultos a entender esta idea, si tienes un perfil Hiperreactivo-Hepático (Medicina Funcional de Dr. Bertrand, Dr. Menetrier, Dr. Picard y otros) debes saber cómo mantenerlo en equilibrio, y esta es una estrategia que no sirve solo para la rinitis alérgica perenne o el asma alérgico, sino para muchas otras situaciones, donde el conocimiento de las características individuales puede ayudar a disfrutar más de la vida y mantener alejada la enfermedad. Es lo que las medicinas ancestrales hacían, “impartir conocimiento, más que dispensar fármacos”.
Como se puede observar en el gráfico, la LIMPIEZA VITAL es una visión Holística de la salud, que se ha ido desarrollando, casi sin quererlo, durante estos años, en base a mi experiencia con miles de pacientes. Prestando atención y escuchando con interés a los pacientes es posible llegar a comprender mucho mejor la naturaleza humana. Es lo que hacían antaño los queridos médicos de pueblo, que no solo conocían al paciente, sino todo su entorno y aquello que pudiera pasar desapercibido para el “ojo clínico” del médico de hoy día, más pendiente de mandar analíticas y pruebas sofisticadas (que también son necesarias) que de escuchar y observar con cuidado lo que expresa el paciente. Como ya dije al inicio de esta obra, no culpo tanto al profesional, como a la estructura sanitaria que hemos creado, con todo lo bueno (servicio dinámico y versátil que salva muchas vidas todos los días en cuadros de urgencia, y sistemas de diagnóstico, generalmente, eficaces), y con todo lo malo (el trato frío y deshumanizado, con dignas excepciones, asociado al excesivo uso de fármacos por protocolo).
Trabajo con la Limpieza Vital en base a cuatro pilares fundamentales: El CEREBRO, concediendo a los aspectos emocionales y la bioquímica cerebral un papel similar, ya que una influyen en la otra; el estado del HÍGADO e INTESTINO como auténticos protagonistas del funcionamiento físico-metabólico de nuestro cuerpo; el PERFIL CONSTITUCIONAL y la GENÉTICA, donde la epigenética y la nutrigenómica, aun siendo de gran interés, no pueden sustituir el conocimiento que las medicinas ancestrales nos aportan; y el impacto en nuestra salud, cada día mayor, de TÓXICOS y TOXINAS con los que nos toca convivir irremediablemente.
Como ya he explicado en apartados anteriores la interrelación entre estos CUATRO PILARES de la salud es multidireccional, de ahí las flechas que encontramos en el esquema. No sería difícil que cualquier clínico, independientemente de su formación, aceptara el papel protagonista del hígado, el intestino, la genética o tendencia constitucional y el cerebro, en la salud y la enfermedad, pero probablemente, todavía muchos, se mostraran reticentes a entender el impacto en la misma de los TÓXICOS Y TÓXINAS. Esta es la razón por la que dedicare enteramente el próximo capítulo a este tema. En algunos momentos puede parecer un poco técnico, pero créeme, apreciado lector, contiene información vital para tu salud y la de tus seres queridos…
Continuará…