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Flúor

“La fluoración es el mayor caso de fraude científico de este siglo” –Robert Carlton, Premio Nobel de Medicina (2000)

Este comentario debe como mínimo hacernos parar unos minutos a reflexionar en si puede ser verídica semejante afirmación, especialmente al valorar que el flúor llega a nuestros vasos, a nuestros platos, a nuestros dientes, casi de forma obligada. La fluoración del agua y su aportación en las pastas dentífricas ha sido “por decreto”, “sí o sí, y si no te gusta te aguantas”.

Ya el Doctor Dean Burk, responsable del departamento químico del Instituto Nacional de Cáncer, hizo la siguiente afirmación ante el congreso de los Estados Unidos, en Julio de 1976: “De hecho, el flúor causa más mortalidad por cáncer en humanos y más rápido que cualquier otra sustancia química.”. Y que yo sepa no lo echaron a patadas, aunque su advertencia no hizo tomar medidas claras para solventar el problema.

La primera aparición de agua potable fluorizada en la Tierra se produjo en campos de prisioneros de la Alemania nazi. La Gestapo tenía poca preocupación por el supuesto efecto del flúor en los dientes de los niños, su razones alegadas para la medicación en masa a través del agua con fluoruro de sodio fue para esterilizar los seres humanos y forzar la gente en sus campos de concentración a la sumisión tranquila. El Mayor George R. Jordan de la USAF testificó ante el comité de Actividades Antiamericanas del Congreso en la década de 1950 que en su puesto como oficial de enlace EEUU-URSS, los soviéticos admitieron abiertamente la “Utilización del flúor en el suministro de agua en sus campos de concentración, para hacer los prisioneros estúpidos, dóciles y serviles”.

Durante la década de los años ´90, la investigación realizada por la toxicóloga Dra. Phillis Mullenix de Harvard demostró que el flúor en el agua puede llevar a un menor coeficiente intelectual, y los síntomas producidos en ratas se parecían fuertemente al déficit de atención e hiperactividad (SDAH) Sólo unos días antes que su investigación fuera aceptada para publicación, Mullenix fue despedida como Jefa de Toxicología del Centro Dental Forsyth de Boston. Luego, su solicitud de una beca para continuar su investigación del sistema nervioso central y flúor fue rechazada por el Instituto Nacional de Salud de EEUU (NIH), cuando un panel de NIH le dijo que “el flúor no tiene efectos sobre el sistema nervioso central” (Griffiths, 1998). Demencial…

En el año 2000, una publicación financiada por el Gobierno de Gran Bretaña “York Review,” la primera revisión sistemática científica de los efectos de la fluorización, concluyó que NINGUNO de los estudios cuyo objetivo pretendía demostrar la efectividad de la fluorización para reducir la caída dental poseían el grado A, esto es, el grado que se concede a un estudio de alto valor científico.

A pesar de la creciente evidencia de que es perjudicial para la salud pública, las agencias estatales de salud pública y federal de los EEUU y grandes organizaciones médicas y dentales, tales como la Asociación Dental Americana (ADA), continúan promoviendo el fluoruro. La fluoración del agua continúa, a pesar de que los propios científicos de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) han adoptado una posición firme en contra de ella.

El fluoruro de sodio usado en el agua potable es una sustancia peligrosa y es un ingrediente activo principal en insecticidas y veneno para ratas, también es uno de los principales ingredientes de fármacos anestésicos, hipnóticos y psiquiátricos, así como del gas neurotóxico para uso militar. Si es ingerido, aún en cantidades pequeñas, como 3 mililitros, el Flúor puede matar a un adulto de 45Kg. Una dosis de solo 0,3 mililitros de Flúor puede matar a un niño de 5Kg. Obviamente, las cantidades aportadas con la fluoración del agua son infinitamente inferiores, pero la cuestión (como ocurre con todos los demás tóxicos que estamos analizando) no es el peligro de una ingesta mortal en poco tiempo, sino el contacto insidioso de dichas sustancias a lo largo de los años, aunque sea de dosis infinitesimales. Es más, es el CÓCTEL de tantos tóxicos persistentes lo que finalmente está representando un gran problema para la salud pública.

Se ha demostrado que la ingestión crónica de fluoruro está relacionada con el cáncer, diabetes, fluorosis, artritis y osteoporosis, destrucción de los riñones, del hipotálamo, la pituitaria, trastornos neurológicos y de la tiroides, desequilibrios hormonales, enfermedades cardíacas, pero lo más importante, daños neurológicos, DAÑO DEL TEJIDO CEREBRAL y DISMINUCIÓN DEL COCIENTE INTELECTUAL.

Los fluoruros usados son subproductos de la fabricación de aluminio y fertilizantes, y contienen una alta concentración de toxinas y metales pesados, como el arsénico, el plomo y el cromo; todos demostrados ser cancerígenos.

Para colmo, solo se elimina la mitad de lo que se ingiere y se ha constatado que los niños, los diabéticos y ciertos enfermos renales, eliminan menos de la mitad.

Estos son algunos países que no se han dejado influir por los grandes lobbies de presión:

  • Alemania y Holanda:Declararon ilegal la fluoración del agua potable, pues el flúor está incluido en la lista de microcontaminantes tóxicos.
  • Francia:El flúor no está dentro de los químicos que se le introduce al agua por consideraciones éticas y médicas.
  • Canadá:La Corte Suprema no autorizó introducir fluor al suministro de agua potable.
  • Bélgica:Este tratamiento de agua fue suspendido por su alta toxicidad. No solo la fluoración del agua, sino su presencia en otros compuestos, como chicles, enjuagues bucales, pasta de dientes, etc.
  • Luxemburgo:Nunca ha sido añadido a los abastecimientos del agua.
  • Noruega:Hace 20 años se discutió fuertemente este tema y se resolvió que era inapropiado para la salud fluorar el agua.
  • Suecia
  • Irlanda del Norte
  • Austria
  • República Checa
  • Finlandia
  • Islandia
  • Italia
  • Nueva Zelanda
  • etc

¿Y España?

En estos momentos la fluoración se ha retirado de prácticamente todas las comunidades autónomas, siendo Euskadi la última en retirarla. Los medios convencionales dicen que el motivo es que los hábitos de vida han mejorado tanto que ya no es necesario fluorar el agua para mejorar la calidad dental. En fin, que digan lo que quieran, pero al menos nuestro país, tarde, como siempre, pero parece que ya no tenemos ese problema

Si quieres conocer la historia de esta “gran confabulación tóxica”, puedes leer todo lujo de detalles en http://r-evolucion.es/2013/09/03/espana-fomenta-la-fluoracion-del-agua-y-el-mundo-la-prohibe/  puede que te quedes “fluorado de rabia contenida”.