Buenos días amigos. Abre tu ventana (tanto la física como la «metal»), despídete del miedo, llénate de imaginación guiada a lo positivo, a lo edificante (no olvides que cuando la imaginación es concentrada y detallada tu cerebro no diferencia de la realidad, de ahí lo nefasto del pensamiento negativo, ya que 1 minuto entretenido en pensamientos angustiosos deja el sistema inmunitario vulnerable durante varias horas. HAZ LO CONTRARIO y, mi consejo, no veas las noticias de la TV a no ser que estés inmunizado o de otro modo serás víctima del peor de los «virus». En mi pensamiento ahora evoca la analogía que hacía Annie Marquier, en el «Maestro del Corazón», cuando escribía sobre las «3 P» que dominan el cerebro límbico o primitivo: Poder, Placer y Pánico (miedo). Ciertamente el cerebro límbico o primigenio es necesario para sobrevivir ante una amenaza, pero esta debe ser superada, bien mediante lucha o huida o porque «nos vamos a otra dimensión».
El problema es que esta sociedad lleva décadas viviendo bajo el control constante de este cerebro límbico, es decir, bajo el estrés crónico (con aumento de cortisol e inmunodeficiencia), ahora intensificado por los medios de desinformación que están alineados con lo políticamente correcto. Por favor, usemos el cerebro del córtex frontal y analicemos con objetividad la situación actual, busquemos diferentes enfoques, usemos el sentido común (que en estos días se nos ha «extirpado») y no dejemos que «el límbico» tome el control de nuestra vida. Ya sabéis, algunos, que en mis conferencias del 2019 hablé de los «4 cerebros», el límbico, el córtex cerebral (frontal, temporal, parietal y occipital, y sus funciones), el cerebro entérico (la interconexión que existe entre nuestro intestino y nuestro S.N. central a través del nervio vago) y… sí, también, el cerebro de nuestro corazón (para el que lo considere sólo un órgano que bombea sangre le recomiendo que estudie la manera en que utiliza mecanismos propios de gestión del estrés o como es capaz de ordenar la secreción de oxitocina, la llamada hormona «del amor») y más… Ahora más que nunca debemos «filtrar a través del córtex frontal la información mediatizada» y debemos vivir fortaleciendo nuestro «cerebro del corazón», solo así, podremos no ser víctimas del miedo, el sentimiento que más daño ha hecho a la humanidad a lo largo de su historia, el sentimiento que con mayor frecuencia es utilizado para lograr fines egoístas, el sentimiento que con mayor facilidad nos hace perder la razón y la objetividad.
Este sentimiento atenazante solo tiene un antídoto: Córtex frontal + «cerebro del corazón». Dado que la mayor parte de los organismos con poder se ven influenciados por las «3 P», o bien las utilizan para sus objetivos (Poder y Placer que muchas veces van de la mano, y Pánico, el que provocan, pero no nos equivoquemos, lo hacen de manera perfectamente delineada, no es fruto de la casualidad), es el momento de no generar más odio. Pondré un ejemplo, estos últimos meses si uno accede a foros que analizan la actual pandemia y la gestión de la misma se puede encontrar dos posiciones polarizadas y enfrentadas, las de los que beatifican a «Don Simón», por ejemplo (y no me refiero al vino) y la de los que escupen insultos contra toda gestión y gestor oficial, olvidando que la mayoría de ellos son igualmente «marionetas» (es cierto, marionetas con responsabilidad, pero al fin y al cabo marionetas). Noam Chomsky dijo «La manipulación mediática hace más daño que la bomba atómica, porque destruye los cerebros». Esto yo lo he comprobado en mi entorno tanto familiar como de trabajo. Algunos de mis familiares están viviendo bajo el influjo del miedo y los argumentos tranquilizadores que puedan escuchar se topan con un «permafrost mental» (permafrost: capa de hielo permanentemente congelada bajo la tierra de las regiones de la tundra siberiana) y no importa ni el respaldo científico que dichos argumentos tengan ni el llamado al sentido común de los mismos, si no está alineado con los «canales aceptables» son tenidos como «cantos de sirena».
En mi consulta lo veo igualmente y trato de no provocar un «choque con su permafrost» que pudiera ser «dramático», sino informar con «la suavidad de un neurocirujano» para estimular la duda que lleve a la búsqueda de más información. Ni los insultos, ni el odio, ni la defensa a ultranza de los puntos de vista permiten «construir». De cualquiera de las maneras, la razón o la verdad no está exenta de ser presentada con respeto, sin inquina y, con modestia, dado que la verdad nunca es posesión absoluta de nadie, porque nadie conoce completamente todos los detalles implicados. Por tanto, fortalezcamos nuestros 4 cerebros y viviremos más felices. ¿cómo? EL LÍMBICO: Entendiendo que aun siendo vital y actuando en perfecta coordinación con otras partes de nuestro cerebro «completo» no puede llevar el control de nuestra vida, si cedemos al odio, al resentimiento, al insulto y a la queja constante, estamos bajo su dominio, que solo será controlado si lo compensamos con una buena «mediación» del CÓRTEX FRONTAL, aprendiendo a relativizar los problemas (no quiere decir ignorarlos) viviendo el AHORA, el límbico se nutre del pensamiento «que viaja al futuro» porque es el «padre del miedo». La corteza frontal y el sistema límbico se ven «obligados» a trabajar en armonía cuando buscamos maneras de estimular el nervio vago y el S.N. Parasimpático, y esto lo podemos hacer mediante la sofrología, el mindfulness, el yoga meditativo y cualquier técnica que nos ayude a estar en el AHORA. Ya sabéis que nuestro CEREBRO ENTÉRICO necesita lo que llevo explicado desde hace más de veinte años, una buena higiene intestinal y el equilibrio de su ecosistema (alimentación saludable, NCA y evitar el estrés). Pero ¿Cómo fortalecer el «cerebro o MAESTRO DE NUESTRO CORAZÓN»?…
Solo mediante cultivar nuestro Ser Superior o Conciencia Superior, solo siendo personas con espiritualidad (no digo religiosidad, que muchas veces es una manifestación más de las «P» del sistema límbico), por esto no comprenderé a aquellos que para defender sus ideas recurren al insulto o la descalificación personal (tan común en la actual clase política). Los auténticos debates sobre temas candentes deben de basarse en el respeto, incluso en cierto grado de admiración por el «oponente», porque la discusión, la discrepancia, el contraargumento, es un arte, y consiste fundamentalmente en mostrar con argumentos sólidos las fisuras del argumento opuesto, sin inquina, sin insulto, sin descalificación del canal de información. Creo que los primeros tertulianos (Nombre derivado de Tertulio, Quinto Séptimo Florenso, 160 – 245 d. C.) entendían mejor que ahora las bases de una tertulia donde defender diferentes posiciones. Creo que yo pertenezco un poco más a aquellos tiempos y me hubiera encantado escuchar a Tertulio (por cierto, de «3 Tullios», indicando que Tertuliano era como 3 veces mejor orador que el famoso Marco Tulio Cicerón) debatir con maestría y con respeto, nada que ver con las tertulias «teatrales» que nos toca vivir. No me enrollo más.
Feliz día amigos y feliz cerebro.
Felipe Hernández.
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