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Hay productos de uso común que impactan significativamente en nuestra salud sin que los científicos puedan constatar estos daños años después. Vivimos días convulsos en este área de la ciencia: el de cómo impactan factores ambientales (como pesticidas, plásticos o la propia contaminación) en nuestro organismo.

Y así, cada vez sabemos más sobre los perjuicios que puede causar vivir en una zona con niveles altos de CO2 y cómo impactan en el desarrollo de un bebé durante el embarazo; conocemos que los envoltorios de la comida que compramos son más perjudiciales de lo que se creía o que los químicos presentes en nuestras sartenes o ropa impermeable aumentan el riesgo de cáncer de tiroides.

Pero si hay un conjunto de químicos que preocupan últimamente, son los que encontramos en los pesticidas más comunes. De hecho, los últimos estudios sobre el glifosato son sobrecogedores. Una investigación de campo en una zona agrícola de Ecuador, puso de relieve que este herbicida de uso común es perjudicial para el cerebro de adolescentes. Otro sobre el mismo pesticida (el más popular en España), indició sobre su papel en la insuficiencia renal.

Ahora, una nueva revisión sistemática exhaustiva de 25 artículos realizados a lo largo de caso 50 años revela que existe una fuerte asociación entre la exposición a insecticidas y una menor concentración de espermatozoides en hombres adultos a nivel mundial.

El análisis fue llevado a cabo por Melissa J. Perry, decana de la Facultad de Salud Pública de la Universidad George Mason (Estados Unidos), y por un equipo de investigadores entre los que se encuentra Lauren Ellis, estudiante de doctorado en la Universidad Northeastern.

«Comprender cómo afectan los insecticidas a la concentración de esperma en los seres humanos es fundamental, dada su ubicuidad en el medio ambiente y los riesgos reproductivos documentados. Los insecticidas son una preocupación para la salud pública y para todos los hombres, que están expuestos principalmente a través del consumo de alimentos y agua contaminados», afirma Ellis.

El equipo revisó casi cinco décadas de pruebas en humanos sobre los efectos en la salud de la exposición a dos clases de insecticidas muy utilizados, los organofosforados y los N-metilcarbamatos. Especialmente, los insecticidas de carbamato de N-metilo son muy utilizados en el hogar, en jardines y en agricultura. Éstos comparten con los organofosfatos, la capacidad de inhibir las enzimas colinesterásicas y por lo tanto comparten una sintomatología similar durante las exposiciones agudas y crónicas (envenenamiento).

Las científicas descubrieron, además, asociaciones consistentes con una menor concentración de espermatozoides, lo que justifica la preocupación, sobre todo a la luz de las tendencias a la baja observadas en la calidad del semen demostradas por otros estudios.

«Esta revisión es la más exhaustiva hasta la fecha, ya que evalúa más de 25 años de investigación sobre la fertilidad masculina y la salud reproductiva. Las pruebas disponibles han llegado a un punto en el que debemos tomar medidas reguladoras para reducir la exposición a los insecticidas», afirma la Dra. Perry, autora principal del trabajo.

No es el primer es el primer estudio que señala a los insecticidas como peligrosos para la salud. De hecho, una investigación conducida por científicos españoles detectó que el carbaril, un compuesto químico que se utiliza de forma habitual tanto en agricultura como en jardines y terrazas de uso cotidiano, daña el sistema nervioso.

https://www.larazon.es/salud/hombres-expuestos-este-producto-comun-tienen-menor-concentracion-espermatozoides_202311156554a33cf6ca7200011ead19.html