La exposición crónica a bajos niveles de plomo, cadmio y arsénico a través de artículos domésticos de uso común, el aire, el agua, el suelo y los alimentos se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, según una nueva declaración científica de la American Heart Association publicada hoy en el ‘Journal of the American Heart Association’, una revista de acceso abierto, revisada por pares de la Asociación Americana del Corazón.
Esta declaración científica revisa las pruebas que relacionan la exposición crónica a niveles bajos o moderados de tres metales contaminantes (plomo, cadmio y arsénico) con enfermedades cardiovasculares como la arteriopatía coronaria, el ictus y la arteriopatía periférica. Destaca las implicaciones clínicas y de salud pública. Los factores de riesgo tradicionales de las enfermedades cardiovasculares no incluyen actualmente los tóxicos ambientales. El campo de la cardiología ambiental identifica la exposición a contaminantes, incluidos los metales contaminantes, como riesgos modificables de enfermedad cardiovascular.
La exposición al plomo, causante de la muerte de casi medio millón de personas al año en EE. UU.
“Grandes estudios de población indican que incluso la exposición de bajo nivel a metales contaminantes es casi universal y contribuye a la carga de enfermedades cardiovasculares, especialmente infartos de miocardio, ictus, enfermedades de las arterias de las piernas y muerte prematura por causas cardiacas”, ha declarado el doctor Gervasio A. Lamas, presidente del grupo de redacción de la declaración y catedrático de medicina y jefe de la División de Cardiología de la Universidad de Columbia en el Centro Médico Mount Sinai de Miami Beach, Florida.
“Estos metales interfieren en las funciones biológicas esenciales y afectan a la mayoría de las poblaciones a escala mundial”, afirmó la vicepresidenta del grupo de redacción de la declaración, la doctora Ana Navas-Acien, profesora de Ciencias de la Salud Medioambiental de la Facultad de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia y directora del Programa de Investigación del Superfondo de las Llanuras Septentrionales de la Universidad de Columbia, en Nueva York. “Tras la exposición, el plomo y el cadmio se acumulan en el organismo y permanecen en huesos y órganos durante décadas. Solo en EE. UU. un amplio estudio sugirió que más de 450.000 muertes anuales podrían atribuirse a la exposición al plomo.”
¿Dónde se exponen las personas a los metales contaminantes?
La exposición a metales contaminantes suele producirse de forma involuntaria, a través de las actividades de la vida diaria. El plomo puede encontrarse en diversos elementos, como la pintura de las casas antiguas (la pintura con plomo se prohibió en EE. UU. en 1978), los productos del tabaco, el humo ajeno, los alimentos contaminados (las aguas subterráneas y algunas cerámicas y utensilios de cocina son fuentes de contaminación por plomo en los alimentos), las tuberías de agua, las especias, los cosméticos, los aparatos electrónicos y las emisiones industriales. Fumar cigarrillos es una fuente tanto de plomo como de cadmio.
El cadmio se encuentra en baterías de níquel-cadmio, pigmentos, plásticos, cerámica y cristalería, y productos de construcción. Los fertilizantes producidos industrialmente utilizan roca fosfórica que es naturalmente rica en cadmio, que luego contamina las hortalizas de raíz y las plantas de hoja verde (incluido el tabaco).
La exposición al arsénico se produce principalmente a través de las aguas subterráneas, lo que afecta al agua potable, al suelo y a los alimentos cultivados en suelos contaminados. En particular, el arsénico se acumula en el arroz más que en otros cultivos alimentarios.
Un problema de salud pública mundial que aqueja a las clases más bajas
Aunque la exposición y el riesgo se dan en diversas poblaciones, independientemente del nivel socioeconómico, algunas personas experimentan una mayor exposición a los metales tóxicos, según la declaración. El riesgo de exposición es mayor para las personas que viven más cerca de grandes carreteras, fuentes industriales y vertederos de residuos peligrosos; residen en casas antiguas; o en zonas donde la normativa medioambiental se aplica mal y las respuestas a las quejas de la comunidad son inadecuadas.
“Se trata de un problema mundial en el que las comunidades con rentas más bajas están desproporcionadamente expuestas a metales tóxicos a través del aire, el agua y el suelo contaminados”, afirmó Navas-Acien. “Abordar la exposición a los metales en estas poblaciones puede proporcionar una estrategia para reducir las disparidades de las enfermedades cardiovasculares y avanzar en la justicia ambiental”.
¿Cuáles son los riesgos cardiovasculares de los metales contaminantes?
La declaración científica resume la investigación epidemiológica mundial que confirma que el plomo, el cadmio y el arsénico están asociados con la muerte prematura, debido en gran parte a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. La investigación mundial incluye:
- Una declaración científica de la American Heart Association de 2021 que reconoció la exposición a metales tóxicos como un factor de riesgo no convencional de arteriopatía periférica.
- Una revisión de 2018 publicada en el British Medical Journal y que evaluó 37 estudios que representaban a casi 350.000 personas de más de una docena de países. La revisión informó que los niveles más altos de arsénico en la orina y los niveles de plomo y cadmio en la sangre se asociaron con un 15%-85% más de riesgo de accidente cerebrovascular y enfermedad cardíaca.
- Un estudio realizado en China descubrió que los niveles más altos de plomo en la sangre se asociaban a la placa carotídea en personas con diabetes de tipo 2. Otro estudio descubrió que el cadmio y el arsénico se asociaban a la placa carotídea. Otro estudio reveló que el cadmio y el arsénico se asociaban a un mayor índice de cardiopatías e ictus isquémicos.
- En España, un estudio de población general descubrió que el cadmio en la orina se asociaba a mayores tasas de enfermedades cardiovasculares recién diagnosticadas.
¿Qué se puede hacer con los metales en el medio ambiente?
El grupo de redacción sugiere que el control de los niveles de metales en el medio ambiente y la realización de pruebas de detección de metales en las personas son pasos clave para poner en marcha iniciativas de salud pública adecuadas. Los niveles de plomo en niños con síntomas de exposición son controlados por profesionales sanitarios mediante análisis de sangre.
Sin embargo, no existen directrices de control ni límites de exposición establecidos para los metales contaminantes en adultos, aparte de los requeridos para determinados tipos de trabajo. Se necesitan investigaciones futuras para establecer si este tipo de pruebas puede ser una estrategia eficaz para identificar y proteger a las personas con riesgo de enfermedad cardiovascular.
Los autores de la declaración señalan que disminuir la exposición a los metales en el tabaco, proteger los sistemas de agua y los pozos de la comunidad y minimizar la contaminación por metales en el aire, los alimentos y el suelo son ejemplos de medidas de salud pública que pueden reducir la exposición a los metales.
Agentes quelantes como posible tratamiento
“La salud cardiovascular puede mejorar con un enfoque múltiple que reconozca la cardiología ambiental e incluya la vigilancia ambiental y la biomonitorización de metales contaminantes, el control de las fuentes de exposición y el desarrollo de intervenciones clínicas que eliminen los metales o debiliten sus efectos en el organismo”, afirma Lamas, que también es profesor de medicina en el Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia, en Nueva York.
Aunque en la actualidad no existe una terapia médica estándar para contrarrestar el impacto vascular de los metales contaminantes, se está investigando la posibilidad de tratar a las personas expuestas. Algunas investigaciones están evaluando el efecto de los agentes quelantes, que son medicamentos que pueden eliminar del organismo los metales contaminantes, especialmente el plomo y el cadmio. El agente quelante se une a los metales para que puedan ser excretados. Además, la declaración sugiere que es necesario investigar suplementos nutricionales que puedan reducir los efectos de los metales contaminantes y acelerar su excreción. Entre los suplementos que han demostrado su potencial a partir de pequeños ensayos se encuentran el folato y la N-acetilcisteína.
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