Seleccionar página

La evidencia es aplastante: “estamos saturados de tóxicos que no nos matan… de golpe”.

Con el progreso como eslogan, todo parece justificado

Aplaudimos la llegada de la era industrial, la recibimos como la panacea que traería confort e innumerables ventajas a nuestra vida. Y, por supuesto, no vamos a rechazar muchos de esos adelantos, especialmente en el ámbito sanitario y científico, que nos han ayudado a mejorar la calidad de vida en algunos aspectos y entender mejor el mundo que nos rodea.

Al tiempo de escribir esta sección, en las noticias de TV han mostrado la historia de una anciana que, de manera incidental, habían encontrado viviendo en la Siberia Rusa, sin ninguna clase de contacto con nuestro mundo. Ella escapo de la ciudad siendo joven evitando las restricciones y control de la Iglesia Ortodoxa Rusa. No se enteró ni de la II Guerra Mundial, ni de la caída de Stalin, ni de quien gobernaba actualmente en su país. Pero les estaba costado mucho, a quienes la encontraron, hacerle ver las ventajas de irse a vivir a la “civilización”. Ella tenía todo lo que deseaba y necesitaba para vivir (y eso que estamos hablando de un lugar donde los 20 – 30 grados bajo cero no son extraños). Me hizo pensar si quizás no hemos “vendido el alma al diablo” con tanto adelanto… Pero hago esta reflexión mientras escribo con mi ordenador y al mismo tiempo puedo recibir emails de mis pacientes. Mi padre, un gran aficionado a la lectura y la escritura, escribía con una máquina Olivetti Letterra 32 y nunca “le falló el disco duro o le entró un virus en el sistema”… Disfrutaba de lo que tenía y se adaptaba a los imprevistos con la experiencia que dan los años de “arreglárselas por uno mismo recurriendo poco a nada a los servicios técnicos”.

¿A dónde nos dirigimos y a qué precio?… No entraré ahora en el declive moral y de principios en el que nos encontramos inmersos, ni tampoco de la sustitución lenta e insidiosa que se ha hecho de la comunicación humana “rostro con rostro” (y no me refiero mediante la web cam) con una taza de té o café como único “accesorio” mientras se ocupa la reflexión y los sentimientos en compartir con tus amigos un debate ilusionante o simplemente una perspectiva personal sobre temas realmente trascendentes, cambiándola por eso de “miles de amigos en la red” (¿”amigos”?, creo que hemos perdido la perspectiva). No…, solo dedicaré un poco de espacio a lo que nos ocupa: nos estamos cargando el planeta a la misma velocidad que nos estamos cargando nuestro “microclima más íntimo: el entorno celular”, presta atención, por favor, a los siguientes datos…

(NOTA ACLARATORIA IMPORTANTE: En estos momentos el «cambio climático» se está utilizando como «arma» o estrategia para un futuro control poblacional. Las posiciones se polarizan. Por un lado, quienes niegan con demasiada frivolidad que estamos destruyendo el planeta, y, por otro, quienes nos mantienen en constante alarma, para en un futuro establecer políticas que, por desgracia, ya hemos visto recientemente, lejos de buscar soluciones reales, tienen como objetivo un mayor control poblacional y hacer que cada ciudadano se sienta culpable de la «catástrofe medioambiental», mientras son, de hecho, las grandes oligarquías (junto con países industrialmente emergentes) las que por volumen están realmente generando el problema. Intentemos mantener un punto de vista equilibrado, procurando estar conscientes del daño que como organismo vivo estamos haciendo a nuestro hogar, pero al mismo tiempo permaneciendo despiertos al uso fraudulento que algunos hacen de esta situación para sus objetivos globalistas y de control poblacional.)

El desarrollo industrial y tecnológico va acompañado irremediablemente de contaminación y residuos tóxicos. En el momento en que escribo este párrafo, España está entre los diez países más contaminantes a niveles bajos de la atmósfera. Solo en dióxido de azufre se emiten más de tres millones de toneladas. A los acuíferos de la cuenca mediterránea le quedan, aproximadamente, 20 años de utilización debido a la contaminación con nitritos (si no cambiamos de rumbo). El Mediterráneo recibe desechos industriales tóxicos de 150.000 fábricas y el 75% de dichas aguas residuales no están depuradas.

Más de 200 complejos petroquímicos y energéticos, instalaciones petrolíferas, refinerías, centrales térmicas, industrias químicas y plantas de cloro bordean este mar y lo utilizan como basurero tóxico. La industria papelera española por sí sola, es responsable del vertido anual de 15.000 toneladas de residuos organoclorados. Otra importante fuente de contaminación es la agroquímica: tan sólo en las comunidades autónomas costeras se emplean anualmente más de 500.000 toneladas de abonos nitrogenados y casi 200.000 de fosforados.

Cada año España produce más de 2 millones de toneladas de residuos tóxicos. Lo que significa que a cada español “nos toca” a 50 Kg al año de “venenos”: residuos de la fabricación de pinturas, barnices, biocidas, papel, disolventes, etc. Nos impresionan los accidentes de superpetroleros (Exxon Valdex, Mar Egeo…), de plantas industriales (planta de producción de biocidas de la multinacional Union Carbide en Bophal, India) y nos escandaliza por el impacto que tienen estos accidentes sobre el medio ambiente, pero lo cierto es que se quedan muy pequeños al compararlos con las cantidades de contaminantes que se vierten anualmente en un país industrializado como España. Especialmente impactante es el vertido de petroquímicos (100 Kg. por cada 1.000 toneladas de crudo), unas 700.000 toneladas al año para la cuenca mediterránea (Datos del 2018 seguramente muy superados actualmente)

Estos son solo algunos de los tóxicos más representativos, bien por la gran cantidad que se produce de ellos o bien por su nocividad y, generalmente, por las dos cosas:

  • Contaminantes clásicos:
    • Dióxido de carbono (CO2): El principal gas responsable del calentamiento global (aquí hay mucho que discutir y variables que valorar).
    • Óxidos de nitrógeno (NOx): Contribuyen a la formación de ozono a nivel del suelo y de la niebla urbana.
    • Cloruro de hidrógeno (HCl): Muy soluble en agua, forma un ácido muy fuerte llamado ácido clorhídrico, responsable de la formación de brumas ácidas en condiciones ambientales de humedad.
    • Dióxido de azufre (SO2): Principal responsable de la destrucción de casi un tercio de los bosques de Europa central y septentrional por lluvia ácida.
    • Partículas sólidas: Las partículas finas son las más peligrosas ya que pueden ser arrastradas cientos de kilómetros por el viento y el cuerpo humano no cuenta con ninguna protección contra ellas.
  • Metales pesados:

Los más peligrosos son el mercurio, que produce daños en el sistema neurológico, el cadmio, que perjudica los riñones, y el plomo, cuyo efecto clínico más preocupante es el daño que produce en el desarrollo mental de los niños. Su toxicidad se agrava debido a su carácter persistente y bioacumulativo: no se degradan y los seres vivos no cuentan con mecanismos para eliminarlos correctamente.

  • Compuestos orgánicos de síntesis:

Destacan por su elevada toxicidad, volatilidad, persistencia en el medio, carácter bioacumulativo y movilidad en los vertederos, sustancias como los hidrocarburos alifáticos, aromáticos (tolueno, xileno, bencenos), ésteres, éteres, cetonas, aminas, PCBes, PCTes… Entre ellos están los contaminantes más peligrosos generados nunca por la actividad humana: las dioxinas y los furanos, que pertenecen a una familia química más amplia, los organoclorados:

  • Cloruro de vinilo
    Uso
    Elaboración de PVC
    Efectos
    Causa cáncer cerebral, suprime el sistema inmunitario
    Mutagénico; causa defectos de nacimiento
  • Tricloroetileno
    Uso
    Pinturas, gomas y limpiadores de alfombras
    Efectos
    Causa cáncer y daños en el sistema nervioso central
    Causa fallos en la reproducción
  • Metil cloroformo
    Uso
    Líquidos correctores y tintas
    Efectos
    Daña el corazón y el sistema respiratorio
    Destructor de la capa de ozono
  • Percloroetileno
    Uso
    Limpieza en seco, desengrasante de metales
    Efectos
    Daña el hígado y los riñones
  • Hexaclorobenceno
    Uso
    Fungicidas, subproducto en la producción de disolventes clorados
    Efectos
    Inhibe el desarrollo y afecta al metabolismo
    Bioacumulativo
  • Dioxina
    Uso
    Subproducto durante la obtención o incineración de organoclorados
    Efectos
    Causa cáncer y fallos en la reproducción, daña el sistema inmunitario
    Origina tumores cancerígenos en peces y mamíferos marinos

El 12 de diciembre del 2015, en la cumbre del clima de París (COP21), 195 países llegaron a un acuerdo “universal” con relación a la lucha contra el calentamiento global. Se estableció un objetivo común: contener el aumento de la temperatura por debajo de los 2  C respecto a los niveles de la época preindustrial. Alabo el objetivo, pero dudo de su cumplimiento, especialmente cuando es bien sabido que los llamados “Países emergentes” o “economías emergentes” contaminan sin escrúpulos con el único objetivo de ponerse al mismo nivel que las economías tradicionalmente dominantes. Falta visión de futuro. Bueno, creo que el futuro ya está aquí (2022) y no pinta nada bien, los «emergentes» ya están en la misma línea de pelea con las economías tradicionalmente dominantes, de hecho, todo apunta a que en breve las superarán. ¿Les importa a unas y a otras realmente la salud de la población o el deterioro del planeta?… Personalmente lo dudo. La mayoría de sus cumbres, reuniones internacionales, acuerdos de colaboración, etc, etc, no son más que «postureo» para la galería. Salvo excepciones individuales (de individuos, no de naciones) TODOS ven a la población como «bienes tangibles» que manipular y usar a conveniencia.

  • Las ONG Germanwatch y Climate Action Network (CAN) han elaborado el informe The Climate Change Performance Index 2016, contando con la ayuda de trescientos expertos en clima y energía. Este informe ha evaluado a los 58 países responsables de más del 90% de las emisiones de CO2. ¿Cómo le fue a nuestro país en dicho examen?…
  • Emisiones de CO2. Los más contaminantes fueron: Estados Unidos, Canadá, Japón, Rusia, Kazajistán, Arabia Saudí, Australia, y siguiéndoles de cerca Alemania, Holanda, Reino Unido, China, Irán, Sudáfrica, Austria, República Checa, Noruega… España se encuentra en un lugar “moderado” en dicha emisión, por debajo de los países indicados (esta lista a fecha 2022 ha cambiado y China ocupa puestos de cabeza)
  • Esfuerzos de los países para regular la actividad humana que agrava el efecto invernadero. Los que sacan mejor nota son Dinamarca, Suecia, Francia, Italia, Reino Unido, Suiza, Bélgica… España tiene un “suspenso” claro en este sentido, no hay concienciación al respecto (con la misma nota que China, Sudáfrica, Ucrania, Polonia, Noruega, Brasil y Estados Unidos). Peor parados aun, salen, Rusia, Kazajistán, Irán, Arabia Saudí, Australia, Canadá, Argentina, Japón y Turquía.
  • Energías renovables. Es decir, quienes están apostando por fuentes energéticas limpias. Esta es, a medio-largo plazo, la estrategia que puede tener mejor impacto en evitar un desastre. En este sentido España ha bajado puestos en los últimos años (quizás la pasada crisis económica ha podido influir al eliminar subvenciones y estrategias para su desarrollo). Entre los países que tienen una política de “remplazo” más positiva encontramos a Dinamarca, Suecia, Reino Unido, Alemania, Sudáfrica, Islandia, Polonia…
  • Teniendo en cuenta estas tres variables, se ha confeccionado un Ranking del 1 – 61, estando los tres primeros puestos “desiertos” porque ningún país merece tal nota, en los lugares 4 al 8 encontramos a Dinamarca, Reino Unido, Suecia, Bélgica y Francia. ¿Y España?… en el puesto 41, todo dicho.

Estimado lector, no pretendo con todas estas cifras y datos, generarte ninguna “paranoia”, sino solo concienciación y sentido de responsabilidad con el ecosistema y con el impacto que dichos tóxicos tienen sobre nuestra salud, para procurar tomar medidas razonables y equilibradas, no solo para contaminar lo menos posible, sino para utilizar estrategias de protección en primera instancia y de detoxificación en segundo término.

Los científicos están para investigar y descubrir aquello que nos ayude a mejorar la calidad de vida, e incluso, siendo más ambiciosos, eliminar lo que nos la pone en peligro. Pero la realidad muchas veces no es la esperada. Por ejemplo, el químico estadounidense Thomas Midgley, inventor de los compuestos clorofluorocarbonos (CFC), falleció en 1944 con la satisfacción de haber hecho un gran servicio a la humanidad, sin atisbar ni de lejos, que esta sustancia utilizada como refrigerador en el aire acondicionado de los vehículos, la industria y las neveras domésticas y que estaban desempeñando un papel crucial en la conservación de los alimentos, terminaría siendo señalado como uno de los principales causantes de la destrucción de la capa de ozono. El suizo Paul Hermann Müller, premio Nobel de Medicina en 1948 por su descubrimiento del compuesto organoclorado DDT (difenil tricloroetano) sí que se enteró, poco antes de morir, de que su creación había contaminado hasta al último habitante y rincón del planeta, además de extinguir a especies de fauna y flora. Y lo más trágico de este descubrimiento es que, aún después de medio siglo de su prohibición tanto humanos como animales de todo el planeta seguimos presentando cantidades residuales del mismo.

En este sentido, el periodista José Luis Barbería recogió para elpais.com los comentarios de varios expertos, entre los que tomaré solo dos como botón de muestra:

Miquel Porta, catedrático de Salud Pública en la Universidad Autónoma de Barcelona e investigador del IMIM (Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas) afirmó, al respecto, “Una parte preocupante de los trastornos y enfermedades crónicas o degenerativas, como las cardiovasculares, ciertos cánceres, la infertilidad, la diabetes, el párkinson o alzhéimer, se debe a las mezclas de contaminantes químicos artificiales. Los llevamos en nuestro cuerpo porque estamos expuestos a ellos de forma continuada y muchos se nos acumulan. La principal vía de penetración en el cuerpo son los alimentos y sus envases, el aire y el agua, la ropa que contiene sustancias plastificadas, los productos de limpieza de la casa y de higiene personal, cosméticos, juguetes… Estos contaminantes perturban nuestra fisiología, incrementan las alteraciones genéticas y epigenéticas: lesionan nuestro ADN y dañan nuestro sistema nervioso”.

En la misma línea se expresó Jesús Ibarluzea, biólogo de la sanidad vasca, al declarar “El poder de producción e innovación de la industria química farmacéutica y alimentaria es muy superior a la capacidad de control de las Administraciones. Ahora sabemos que no todo lo que viene con el marchamo de progreso es para bien. Antes, considerábamos que el tejido adiposo era neutro, pero ahora vemos que muchas sustancias se acumulan en él, son obesogénicas. También comprobamos que los niños más expuestos a los compuestos organoclorados (plaguicidas y PCB) tienen menor desarrollo físico y neurológico; que hay compuestos organobromados en plásticos y espumas; que los bisfenoles están presentes en la capa interior blanca de las latas de conservas y en diversas resinas; y que el teflón, el compuesto perfluorado que forma la capa antiadherente de las sartenes, termina en nuestro estómago. A este largo listado hay que añadir otro montón de sustancias que se encuentran en los productos de limpieza, cosmética o protección solar, algunos con propiedades de disruptores endocrinos, pero, en general, poco conocidos en sus efectos sobre la salud”.

Médico español asegura que la causa principal de cáncer son los alimentos con agroquímicos.

El tabaco “se ha quedado a años luz” de la alimentación como causa del cáncer, advirtió Javier Espinosa, e indicó que los químicos utilizados en la elaboración de alimentos y las sustancias con las que se tratan las cosechas favorecen la proliferación de células cancerígenas. Así 250.000 personas son diagnosticadas de cáncer en España cada año. Se trata de una cifra que “da vértigo”, según expresó Javier Espinosa, jefe de servicio de oncología del Hospital General Universitario de Ciudad Real, quien brindó una conferencia sobre nuevas terapias en la I Jornada Informativa de la Junta Provincial de la Asociación Española Contra el Cáncer de Ciudad Real (2017)

http://www.ecoportal.net/Temas-Especiales/Salud

Nos pararemos ahora en algunos de los tóxicos persistentes con los que entramos en contacto diariamente y, generalmente, de forma inadvertida.

Continuara…