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La especialista en Inmunología Nutricional Clínica, María Hernández Bascuñana, aporta con su obra ‘VitaminaDos’ una guía para disfrutar de una vida más saludable gracias a la vitamina D y desmonta los falsos mitos en torno a ella.

Destapa tu piel para exponerla al sol y cuida tu alimentación. ¿Qué tienen en común estos consejos? Que ambos ayudan a sintetizar vitamina D. No es un tema menor, pues la mayor parte de la población mundial sufre déficit o insuficiencia de vitamina D y ya comienza a considerarse un problema de salud pública pues esta carencia se ha relacionado con trastornos autoinmunes, infecciosos, alérgicos, cardiovasculares, neurológicos, óseos, inflamatorios, digestivos, mentales y hasta con algunos tipos de cáncer.

Es cierto que a raíz de la pandemia de la Covid-19 la información en torno a la importancia de la vitamina D hizo que la sociedad comenzó a consciente de su papel en el sistema inmunitario. Sin embargo aún hay mucha confusión al respecto, incluso entre los trabajadores del sector de la salud.

Por eso la especialista en Inmunología Nutricional Clínica, María Hernández Bascuñana pretende arrojar luz sobre este tema con su libro ‘VitaminaDos’ (Alienta Editorial), una guía basada en la evidencia científica que ofrece una visión de conjunto para dar a conocer su papel fundamental en el organismo. Descubrimos con la autora algunas de las claves de su obra.

¿Cuáles son los falsos mitos o las creencias populares erróneas en torno a la vitamina D?

Algunas creencias erróneas no solo se dan a nivel popular o en la población general, sino que también se dan en el ámbito de los profesionales de la salud.

Una de estas creencias erróneas es que puede producir toxicidad si se toma en exceso. Pero esto no se piensa en relación a la que se pueda obtener por la exposición al sol, pues la piel tiene un mecanismo por el que deja de fabricar más vitamina D cuando ya tiene suficiente. Lo que sucede es que esta falsa creencia se ha transmitido desde el ámbito médico en relación al consumo de suplementos de Vitamina D.

¿Entonces están equivocados los médicos que dicen que puede ser tóxica?

Bueno, hay que matizar que la creencia de que tomar suplementos de Vitamina D nos pueden llevar a la toxicidad no es completamente falsa. Existe la posibilidad de que suceda si se toman unas cantidades elevadísimas en forma de suplemento.

Pero si somos rigurosos hay que precisar que la vitamina D no es tan tóxica como se cree y explico por qué. Lo que siempre se ha transmitido es que la vitamina D es grasa y que no se puede diluir en agua ni eliminar por la orina ni por las heces sino que se queda retenida en el organismo como molécula grasa. Pero en realidad ocurre eso. Se puede transformar en otras moléculas similares para que sean parcialmente hidrosolubles de modo que se puedan diluir en medios acuosos o en sustancias que no sean cien por cien grasa. Y ya solo con esa parcialidad tiene la capacidad de unirse a otras moléculas y viajar en medios líquidos y así dar lugar a la excreción. Podemos encontrar por tanto en la orina (en pequeña cantidad) y en las heces los llamados metabolitos de excreción de la Vitamina D que son inactivos.

Gracias a este proceso existe un mecanismo de eliminación del posible exceso de Vitamina D, si bien es cierto que si a alguna persona le falla ese mecanismo o toma unas cantidades elevadísimas podría llegar a exceder su capacidad de excretarla y eso es lo que podría entrañar algún riesgo.

Pero existen casos clínicos en los que se asegura que los pacientes han sufrido algún episodio tóxico relacionado con la vitamina D…

Si, pero aquí tengo que aclarar algo, pues es probable que esos casos que refieres tengan que ver con el consumo de hidroferol y no con vitamina D. El hidroferol es una forma avanzada de vitamina D que tiene cinco veces más potencia y puede generar una respuesta hipercalcemiante, elevando los niveles de calcio, que es lo que produce toxicidad para el organismo. De hecho justo en España los casos clínicos conocidos de ese tipo de toxicidad se produjeron por un mal uso del hidroferol, no por el uso de la vitamina D.

En su libro asegura que en este contexto se han normalizado molestias y tratamientos de muchos problemas de salud que en realidad podrían combatirse con la Vitamina D, ¿cuáles son los más llamativos?

La fatiga generalizada, tanto mental como física (incluye debilidad muscular o falta de fuerza), puede combatirse con la vitamina D, así como la falta de agilidad mental, la dificultad para concentrarse y el bajo estado de ánimo (hastío, desgana, cansancio de la vida…). La cuestión es que hemos podido comprobar que una vez que se reponen los niveles séricos de vitamina D de esas personas que sufren esos trastornos todas ellas refirieron con detalle mejoras en su vida y cambios significativos en unos meses, simplemente con haber alcanzado unos niveles mínimos de suficiencia. Les vuelve la vitalidad en todos los sentidos, sienten mayor bienestar emocional, corporal y remite esa especie de neblina mental que les impide concentrarse o recordar en el día a día. De hecho, la fatiga mental, corporal y el bajo estado anímico se corrigen fácilmente cuando se hace una buena reposición de los niveles de vitamina D.

También el dolor y las molestias asociadas a la menstruación puede remitir con esa regulación de los niveles de vitamina D. Las pacientes llegan a comentarte, una vez regulados esos niveles, que ni se dan cuenta de que les viene la regla.

Hablemos de la suplementación, pues en el libro alerta de malas praxis con esta frase: «Cuidado con considerar un nutriente por separado sin tener la valoración nutricional profesional de conjunto»… ¿En qué casos sería adecuado y en cuáles no suplementarse con vitamina D?

Aunque con la vitamina D, como hemos comentado, no existe un efecto rápido de toxicidad por calcio lo cierto es que eso no quiere decir que podamos suplementarnos la vitamina D sin más, pues eso puede dar lugar a desórdenes o desequilibrios. Lo primero que mira un profesional es el nivel sérico de magnesio y el estado mineral, en general, pues si el magnesio está bajo, por ejemplo, nos estará faltando un mineral imprescindible para metabolizar la vitamina D. Y además el magnesio protege de las calcificaciones que se puedan producir por un mal uso del fármaco. También es necesario el hierro (en concreto las reservas de hierro en sangre, la ferritina) para la última transformación de la vitamina D hacia la forma activa.

Por tanto, si no están en orden esos nutrientes, tenemos que actuar previamente para reponer, normalizar y equilibrar esos niveles. Cuando esto se consiga, ya se podrá comenzar un trabajo terapéutico con vitamina D.

Entonces el consumo de suplementos, ¿debe estar siempre controlado por un profesional?

Depende de la cantidad, en la actualidad se venden suplementos de vitamina D en parafarmacias e incluso en los supermercados sin receta médica con cantidades de 4.000 UI. Como dato puedo destacar que la máxima autoridad europea en seguridad alimentaria (EFSA) establece en 10.000 UI (250 microgramos) la cantidad segura sin efectos adversos. Sin embargo, siempre es recomendable acudir a un profesional para evitar esos desequilibrios de los que hemos hablado antes. De 4.000 a 5.000 UI es una dosis moderada e intermedia para adultos que, aunque puede ser la mitad de lo que se necesite realmente, sí que puedo decir que es una dosis segura que se puede consumir aunque no haya una valoración nutricional en su conjunto. Pero insisto en que, si tenemos la posibilidad de realizar esas analíticas y esos controles más exhaustivos, podremos actuar de una forma más acertada.

Sobre la autora: María H. Bascuñana es una profesional sanitaria y de la educación especializada en Inmunología Nutricional Clínica y de Estilo de vida. Es graduada universitaria en Nutrición Humana y Dietética (UCAM), experta universitaria en Inmunonutrición (UCV), Máster en Educación para la Salud (UdL), así como Máster en Psicología positiva aplicada a la Educación y la Salud (UCM CESDB) y Máster profesional en Programación Neurolingüística y Coaching. Asimismo, cuenta con múltiples estudios sobre inmunometabolismo, microinmunoterapia, nutrición y patologías, educación y psicología de la salud.

 

https://www.abc.es/bienestar/alimentacion/abci-fatiga-y-bajon-pueden-sintomas-falta-vitamina-202209080006_noticia.html