En 2019, Dinamarca ya prohibió el uso de los perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) en contacto con los alimentos. Y a principios de marzo de este año, el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo alcanzaron un acuerdo político provisional para exigir que todos los envases que están en contacto con los alimentos estén libres de estas sustancias permanentes.
A la espera de que entre en vigor, el problema es que estas sustancias son conocidas como “químicos eternos” debido a su persistencia en el ambiente y en el cuerpo humano dado el largo tiempo de degradación que tienen. Y no solo están en los envases de comida, también en el teflón, ropa, maquillaje, etc.
Si bien son valorados por sus propiedades impermeables, resistentes al calor y antiadherentes, estas sustancias disruptoras endocrinas pueden interferir con las hormonas y causar problemas de salud como cáncer, infertilidad, problemas de desarrollo en niños, obesidad… y ahora un estudio, publicado en «The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism», concluye que las embarazadas expuestas a estos químicos tienen más riesgo de sufrir obesidad y enfermedades cardíacas con el paso del tiempo.
«Nuestro estudio respalda la idea de que el embarazo puede ser un período sensible de exposición a PFAS, ya que puede estar asociado con un aumento de peso a largo plazo y posteriores resultados adversos para la salud cardiometabólica en las mujeres», dijo en un comunicado el primer autor del estudio, Jordan Burdeau, de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard en Boston, Massachusetts.
«Nuestros hallazgos pueden mejorar la comprensión de los efectos de las PFAS en la salud cardiometabólica durante el embarazo, lo que a su vez puede mejorar la prevención o detección temprana de resultados adversos para la salud cardiometabólica en las mujeres», añade.
Los investigadores estudiaron a 547 embarazadas de unos 30 años, comparando sus niveles de PFAS durante el embarazo con los resultados de salud cardiometabólica a los 50 años.
Tras este análisis encontraron que las mujeres con niveles más altos de PFAS en la sangre durante el embarazo temprano pesaban más y tenían más grasa corporal a los 50 años que aquellas con niveles más bajos, lo que potencialmente las hacía más susceptibles a la obesidad y problemas de salud cardíaca más adelante en la vida.
«Es importante tratar de limitar su exposición a PFAS, ya que podría reducir su riesgo de problemas de salud más adelante en la vida», incidió Burdeau.