Las personas con demencia a las que se les receta un tipo concreto de antidepresivos presentan un declive cognitivo más rápido que las personas que no usan estos medicamentos, según un estudio publicado en BMC Medicine. En particular, las prescripciones de dosis más altas de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina –ISRS por sus siglas en inglés, un tipo de antidepresivos– se asociaron con un riesgo más alto de demencia severa, fracturas y mortalidad. El análisis incluye datos de más de 18.000 pacientes procedentes de una base de datos de Suecia de entre 2007 y 2018.
No obstante, no puede determinarse una relación de causa-efecto entre el tratamiento con antidepresivos y la disminución media en la puntuación del MMSE (que los propios autores ya especifican). De entrada, debe tenerse en cuenta que el tratamiento es para modificar una situación (estado de ánimo depresivo) que en la enfermedad de Alzheimer y en otras demencias puede camuflarse entre el propio deterioro cognitivo, o ser una consecuencia del mismo. A la vez, el cerebro donde aparecen estos síntomas está mucho más deteriorado que en la población general con depresión donde se han realizado los estudios de los tratamientos. Debe añadirse también que el MMSE es una prueba de cribado de deterioro cognitivo y que no es un instrumento específico para medir alteración amnésica si no que el deterioro puede afectar otros dominios.
En el análisis por subtipos de demencias y por subtipos de fármacos es relevante y, otra vez, es un placer saber que existe un registro con esta potencia para poder realizar este tipo de trabajos. No obstante, no consta el motivo específico por el cual se ha prescrito el tratamiento, pues dependiendo de los síntomas son más apropiados un tipo de fármacos que otros, a la vez que en función del tipo de lesión son más probables unos tipos de síntomas que otros. Por ejemplo, es conocida la aparición de síntomas apáticos en la demencia vascular mientras que el uso de la Mirtazapina puede darse en pacientes que presentan insomnio y/o pérdida de apetito. Sí que es destacable diferencias entre citalopram y escitalopram, siendo el primero el que menor impacto tiene –aunque, en algún momento, hubo dudas de si el segundo sería la única opción de la casa comercial.
No consta tampoco el motivo ni el especialista que ha realizado la incorporación de estos tratamientos en los pacientes, por lo que pocas conclusiones pueden sacarse más allá de la precaución ya conocida sobre estos fármacos. Esta precaución en España debería incrementarse, al ser uno de los países europeos con mayor prescripción de antidepresivos y benzodizepinas, en su mayoría en personas mayores».
Conflicto de interés: «Esta declaración está libre de conflictos de interés, aunque hemos trabajado en proyectos conjuntos con la Dra. Sara García-Ptacek».
Profesora asociada de Epidemiología en University College London (Reino Unido)
«Como reconocen los propios autores, este diseño de estudio conlleva un riesgo sustancial de confusión por indicación, lo que podría explicar los resultados en parte o en su totalidad. La confusión por indicación es cuando los resultados que observamos se deben en realidad a la razón subyacente por la que las personas toman estos medicamentos en primer lugar (por ejemplo, problemas de salud mental), en lugar de al medicamento en sí.
Se necesitan diseños de estudio más sólidos, que superen esta limitación tan importante, antes de poder sacar conclusiones tan atrevidas. Cuando se basan en evidencia limitada, estas afirmaciones pueden ser muy perjudiciales para la comprensión pública de los antidepresivos, que sabemos que ayudan a millones de personas en todo el mundo».
Profesor de la Universidad de Bath (Reino Unido)
«Este gran estudio población de Suecia utiliza datos del mundo real y está bien realizado. Sin embargo, existen algunas limitaciones importantes que deben tenerse en cuenta. Un problema importante es que no se tuvo en cuenta por completo la gravedad de la depresión en los pacientes con demencia, lo que tiene el potencial de sesgar los resultados. Además, puede haber un ‘sesgo de canalización’, lo que significa que ciertos antidepresivos como el citalopram y la sertralina podrían haber sido recetados con mayor frecuencia a pacientes con demencia grave, lo que también podría sesgar los resultados.
Otra limitación clave es que el estudio encontró solo un pequeño cambio en las puntuaciones del MMSE (Mini-Mental State Examination), que puede no ser significativo en la práctica clínica diaria. Investigaciones anteriores han demostrado que los adultos mayores que toman antidepresivos tricíclicos pueden experimentar un deterioro cognitivo más rápido porque estos medicamentos interfieren con la actividad de la acetilcolina, una sustancia química en nuestro cerebro fundamental para mantener la cognición. Incluso entre los ISRS (un tipo común de antidepresivos) se sabe que algunos, como la paroxetina, tienen efectos anticolinérgicos más fuertes que podrían afectar negativamente la cognición. También existe un problema de ‘confusión residual’, lo que significa que podría haber otros factores de riesgo que pueden afectar la cognición, y no está claro si han tenido en cuenta otros medicamentos anticolinérgicos como la oxibutinina, que muchos pacientes con demencia toman para tratar su incontinencia urinaria. Los análisis se realizaron sobre datos de medicamentos vendidos por farmacias y no está claro si los pacientes realmente los tomaron.
Este estudio sugiere que los ISRS como el citalopram y la sertralina también podrían acelerar el deterioro cognitivo. Sin embargo, no explica cómo o por qué esto sucede a nivel biológico. Debido a estas limitaciones, los hallazgos del estudio deben interpretarse con cautela e idealmente replicarse utilizando otras fuentes de datos del mundo real».
Conflicto de interés: “Soy miembro del consejo editorial de BMC Medicine”.
https://sciencemediacentre.es/un-estudio-asocia-un-tipo-de-antidepresivos-con-un-declive-cognitivo-acelerado-en-personas-con