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LA LIMPIEZA VITAL: MI EVOLUCIÓN LÓGICA DENTRO DE LA NUTRICIÓN CELULAR ACTIVA

Hace ya más de veinte años que conocí por primera vez la Nutrición Celular Activa (N.C.A.). Para entonces yo ya trabajaba con la premisa de que “somos lo que comemos” (aunque años después añadiría a esta máxima que, también, somos “lo que pensamos”, porque nuestros pensamientos afectan nuestros sentimientos y estos a nuestra salud, sin duda) y con las técnicas de detoxificación típicas del higienismo, así que no fue casualidad que el mensaje del Dr. Claude Lagarde, padre de la NCA, calara en mi modo de trabajar. Poco tiempo después comencé a colaborar en la difusión de este mensaje, el mensaje de dar a nuestras células lo que necesitan: limpiarlas (y no intoxicarlas), oxigenarlas y nutrirlas correctamente. Ese mensaje estaba respaldado por la razón de la biología celular y por los resultados clínicos que observábamos cuando la aplicábamos. Recuerdo con nostalgia positiva aquellos años cuando investigaba en profundidad sobre los oligoelementos vitales y realizábamos PEMUs (Perfil Mineral Urinario mediante espectroscopia de absorción atómica) a nuestros pacientes para conocer con precisión sus deficiencias y los excesos de metales pesados. Por entonces, por cierto, nos llegaron también los extraordinarios trabajos llevados a cabo por el Dr. Pierre Tubéry, en África, con el uso del Desmodium adscendens, una planta que demostró una gran efectividad en tratar problemas hepáticos y alérgicos. La Asociación Médica Kousmine (luego Fundación) dejaba también su impronta en nuestro Concepto de la NCA, al igual que años después lo harían otros consagrados médicos, como el Dr. Jean Seignalet. La NCA evolucionaba y crecía bajo la influencia de clínicos experimentados.

Reconozco, con profundo agradecimiento, al Dr. Claude Lagarde, su magnífica labor de aglutinar y estructurar una manera de trabajar que, no solo se mantiene fuertemente enraizada en los conocimientos más actuales de la biología celular, sino que sintoniza perfectamente con las bases de la Naturología, y absorbe en su perfeccionamiento los conocimientos de clínicos que día a día trabajan con la salud y la enfermedad.

En mi caso, también experimenté mi propia evolución, como ya he dicho, y dentro del Concepto de la NCA, terminé dándome cuenta de que no tiene sentido intentar nutrir u oxigenar, sin primero “limpiar”. Es más, la nutrición y la oxigenación, generalmente, es la adecuada, cuando el Terreno Biológico está limpio, en equilibrio. La biología nos da la razón, como demostraré en esta obra, fruto de mi trabajo de tres décadas. Entiendo que este paradigma de salud no podrá ser compartido por todos. Por un lado, porque es más sencillo vivir bajo la estructura oficial y ser uno más del rebaño de lo aceptable o políticamente correcto, y, por otro lado, porque existen verdades que difícilmente pueden ser aceptadas si el hacerlo implica un profundo cambio en el modo de pensar y actuar.

Pese a lo que algunos han insinuado sobre aquellos que creemos en la trascendencia de nutrir correctamente nuestras células como base de la salud, no trabajamos con elevadas cantidades de vitaminas, minerales y otros micronutrientes. Esto se hace en otras estrategias, no la nuestra, ni la mía. Nosotros, en la NCA, y yo personalmente al aplicar la Limpieza Vital, creemos que es mucho más importante la Detoxificación, lo que implica velar por la salud del metabolismo hepático, el ecosistema intestinal y optimizar nuestras capacidades para liberarnos de la extraordinaria carga de tóxicos y toxinas con las que tenemos que lidiar, especialmente con el modo de vida que hemos creado los humanos. Sin olvidar que casi nada funcionará si no va acompañado de una alimentación y un pensamiento saludables.

El concepto de «Limpiar» y las críticas por parte de la medicina reduccionista.

Las terapias no convencionales siempre han sido objeto de duras críticas y expresiones mordaces por parte de quienes, bien por ignorancia o por prejuicios, las tildan de supercherías, pseudociencias, etc., bueno, al menos desde que la medicina institucionalizada y la farmacología moderna comenzaron su particular “historia de amor”. Y lo más curioso es que en las últimas décadas, cuanto mayor es la demanda por parte de la sociedad de una medicina más humana, más holística (que vea y valore a la persona en su globalidad y contexto) y más se recurre a nuestra manera de entender la salud y la enfermedad, mayor es la virulencia con la que ciertos colectivos nos atacan. No entraré ahora en controversias sobre oscuros intereses, que los hay, al respecto, sino más bien sobre los dos extremos absurdos que se están dando entorno al concepto de la detoxificación o “limpiezas” orgánicas, tan de moda en estos tiempos.

A lo largo de esta obra ya he ido “dejando caer miguitas” (como hacían Hansel y Gretel en el cuento de los Hermanos Grimm), y más que “caerán”, como para que el lector sepa que considero una irresponsabilidad absoluta las alusiones y promesas de curaciones por parte de terapeutas (ojo, también médicos, aunque en menor proporción) con remedios que supuestamente van a “limpiar de tu cuerpo todo rasgo de enfermedad”, como si del Mr. Proper con la limpieza del hogar se tratara, con “verdes” y “superverdes” que “concentran en su interior todo el poder de la naturaleza” o que atribuyen a la ingesta masiva de licuados vegetales la propiedad casi mágica de recuperar al enfermo. La salud y la enfermedad es algo demasiado complejo y dependiente de multitud de variables como para pretender su equilibrio con la simple medida de tomar estos o aquellos jugos, por muy saludables que sean (que no lo dudo), al igual que “estas o aquellas pastillas” (peor aún es cuando alguien estimula a sus pacientes a dejar toda medicación y lograr la curación de enfermedades graves con un cambio de pensamiento, eso es un delito, por muy importante que sea la actitud mental y el pensamiento frente a la enfermedad). Asistimos a la presentación de verdaderos “gurús del green” y toda la flota de afirmaciones sin respaldo fisiológico ni bioquímico, que tenemos que escuchar y leer, y que solo logran poner más en contra a los, ya de por si reacios, “ortodoxos de lo convencional”, de todo lo que suene a detoxificación, incluida la que aplicamos cientos de profesionales por todo el mundo y que cuenta con verdadero respaldo científico y evidencias contrastables en su favor.

Si has observado el esquema del método de la Limpieza Vital, creo que queda claro que entiendo la salud y su recuperación como un trabajo a realizar desde diferentes ángulos, todos ellos importantes, CEREBRO (pensamientos, emociones y bioquímica), INTESTINO, HÍGADO, TÓXICOS AMBIENTALES, PERFIL CONSTITUCIONAL… y estoy convencido de que cualquier medicina, la que sea, que no tenga en cuenta todos estos factores, está realizando un trabajo parcial y, en consecuencia, sus resultados serán parciales. De ahí la trascendencia de plantearnos como modelo de servicio sanitario uno que sea multidisciplinar pero con una premisa común, tratar al paciente en su globalidad, aunque trabajen en equipo diferentes profesionales, pero con este objetivo común. No sé si llegaré a ver durante mi vida este modelo implantado en los sistemas nacionales de salud, lo veo complicado por multitud de motivos. Por ahora, solo en clínicas privadas de medicina integrativa es posible ofrecer esta manera de entender el abordaje de la enfermedad y el equilibrio de la salud.

Y es lógico que te preguntes, y si yo entiendo que hay múltiples factores a considerar a la hora de establecer la estrategia terapéutica, ¿por qué decidí denominar a mi método “Limpieza” Vital?… ¿no es circunscribir demasiado un método que es complejo con múltiples variables?… y además, ¿por qué utilizar una palabra, “limpieza”, que no goza de mucha aceptación en el ámbito clínico?…

Lo explicaré próximamente…